“A nosotros nos faltan treinta mil abrazos”

El acto por el Día de la Memoria, Verdad y Justicia tuvo este año la presencia de víctimas y familiares de la última dictadura, establecimientos educativos y el Subsecretario de Derechos Humanos de la provincia, Matías Germano, además de autoridades locales.
El momento de mayor emoción fue sin dudas al escuchar las palabras de Viviana Poggio, hija de Horacio, uno de los uruguayenses desaparecidos, quien llegó a la ciudad acompañada de otras dos hermanas, con quienes depositaron una ofrenda floral en la plaza que lo recuerda junto a otros desaparecidos de nuestra ciudad.
Luis Grianta, Juan Carlos Rodríguez, Carlos Vecchio, Darío Barón y Carlos Martínez Paiva, colocaron algunas de las ofrendas florales. También estuvo presentes el Defensor del Pueblo de la ciudad de Paraná Dr. Luis Garay y dirigentes de diferentes fuerzas políticas de la ciudad, entre otras, la UCR, el PRO y otras agrupaciones políticas.
Barón fue el primero en dirigir la palabra y remarcó que tomaron “la figura del periodista desaparecido Rodolfo Walsh como guía para recordar los 41 años del Golpe de Estado que dio inicio a los siete años del gobierno dictatorial que asesinó y desapareció a unas 30 mil personas”. En este sentido, indicó “la claridad de que tuvo Walsh al escribir, en 1977, la situación que se vivía en el país entonces en su famosa Carta Abierta a la Junta Militar y que le costara la vida, él lo dijo: ‘Lo que ustedes llaman aciertos son errores. Los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades’. Entonces, no hubo dos demonios; lo que hay son 30 mil compañeros desaparecidos”, dijo el funcionario.
Viviana Poggio, hija de Horacio Norberto Poggio, uruguayense que en 1976 fue secuestrado en Córdoba y que desde entonces se encuentra desaparecido, fue la encargada de recordar a su padre. Llegó especialmente desde Chaco junto a sus hermanas, Isabel y Beatriz, para dar su testimonio. En los de 10 minutos del relato de la hija del uruguayense desaparecido todo fue silencio. Sólo se escuchaban sus palabras que trajeron al presente sus vivencias, recuerdos y miradas sobre el presente. “Cuando me invitaron a hablar, primero me pregunté para qué. Pero dije que sí, porque la construcción de memoria colectiva se hace todos los días y entre todos. Y se nutre de lo que cada uno puede aportar desde su lugar. Y yo tengo recuerdos y vivencias para compartir. Yo tenía 11 años cuando a mi papá se lo llevaron. La edad de muchos de los chicos que hoy nos acompañan orgullosos con sus banderas. Yo estaba de vacaciones de julio en la casa de mi papá. Ese día, el 23 de julio de 1976, él se fue a trabajar y no lo volví a ver más”, contó.
Y continuó: “lo que yo quiero compartir son los recuerdos de ese día y de los días que siguieron. Estaba con mis hermanos, que en ese momento éramos tres y esperábamos a Eleonora, que todavía no había nacido. Esa noche fue un revuelo, lo buscaban y él no volvió. Un amigo suyo nos vino a buscar y nos dijo que aprontemos todo que nos íbamos con mamá porque papá estaba preso. Lo único que pude hacer fue encerrarme en el baño. Abrí la canilla del lavatorio y lloré, lloré y lloré mucho, abrazada al lavatorio del baño. Lloré tanto que por muchos años, nada más me hizo llorar”.
Ya con la voz quebrada, Viviana continuó ante un silencio de respeto y emoción en el público: “Yo lo único que pude hacer ante la desaparición de mi papá fue abrazarme al lavatorio del baño. Y con el tiempo pensaba: A qué se habrá podido abrazar un bebé de 5 meses cuando se llevaron a su mamá; a qué se habrá podido abrazar la mujer que a los 30 años se encontró con que le habían llevado a su compañero, a qué se habrá podido abrazar la madre cuando le dijeron que a su hijo se lo habían llevado, a qué se habrán podido abrazar las abuelas. Y a qué se habrá podido abrazar ese estudiante que descubrió que sus compañeros de estudio no estaban más, a qué se habrá podido abrazar ese trabajador, el médico, el ingeniero, la maestra, que se dio cuenta que sus compañeros no estaban más…”.
Y finalizó señalando: “Yo lo que quiero compartir con ustedes para seguir tejiendo esta memoria colectiva son hechos y certezas. El 24 de marzo hubo un golpe de estado, esa es una certeza y participaron de ese golpe civiles y militares, el poder eclesiástico, el poder económico, eso es una certeza. Hubo un plan sistemático de detención, de secuestro, de asesinato, de tortura de personas, de robo de bebés, eso es una certeza. Ese plan se extendió a toda Latinoamerica y se llamó Plan Cóndor, eso también es una certeza. A todas esas certezas ya les dijimos Nunca Más. Nos duele que sigan cuestionando números… A nosotros nos faltan 30 mil abrazos”.