Cómo actuar cuando a tu hijo le cuesta aprender

El autoestima del niño comienza a crearse en el hogar a través del vínculo que se establece entre padres e hijos y luego sigue el proceso durante el aprendizaje desde la etapa preescolar en las instituciones educativas.

Todos sabemos la importancia que tienen las reacciones y comentarios de adultos importantes para el niño. A veces los padres enseñan con críticas, emiten juicios de valores o exigencias intensas y los pequeños pueden sentirse presionados.

Este proceso continúa en las instituciones educativas ya que el aprendizaje y la adaptación con los compañeros son elementos importantes para que el niño se sienta bien consigo mismo.

¿Qué sucede cuando el niño tiene dificultades para aprender?

Los niños que presentan bajo rendimiento escolar sufren porque se comparan con sus compañeros, amigos y a veces con sus hermanos. Por lo tanto es importante consultar a una psicóloga especialista en niños para que pueda ver que le sucede en sus estudios.

Podemos dividir las causas de un rendimiento descendido en dos grandes grupos: dificultades del aprendizaje y problemas emocionales. En el primer caso se necesita una psicopedagoga para diagnóstico y tratamiento. En el segundo caso, un psicólogo clínico infantil, con una terapia breve, de pocas sesiones, ayudará a elaborar los aspectos emocionales que influyen negativamente en el acto de aprender.

Dentro de las dificultades del aprendizaje, la más conocida es la dislexia que es una dificultad en la lecto-escritura. También existe la disgrafía (dificultad en la caligrafía) y la disortografía (dificultad en la ortografía).

Se nace con dislexia, disgrafía, disortografía. La causa no es emocional pero dichas dificultades del aprendizaje tienen consecuencias psicológicas en el niño.

Cuando el niño presenta dislexia tiene que recibir ayuda de la psicopedagoga para mejorar la lecto-escritura. Además dicha dificultad tiene impacto negativo en él, se puede sentir “mal alumno, no capaz” y desarrollar baja autoestima. Esto amerita la intervención de un psicólogo para ayudarlo a sentirse mejor y así desarrollar sus talentos. Los niños disléxicos sufren pues observan como sus compañeros leen y escriben mejor que él.

En otras situaciones el niño tiene problemas en el aprendizaje, le cuesta, sin ser portador de ninguna dificultad específica. El aprendizaje está influido por las emociones del niño y éste influye en sus sentimientos por lo tanto hay que atender la parte psicológica del mismo.

Si el niño tiene problemas emocionales con fuertes emociones displacenteras que no puede gestionar como rabia, celos, diversos miedos o intensa vergüenza, éstas influyen en la capacidad de concentrarse y por lo tanto su rendimiento desciende. Muchas veces los pequeños no se pueden concentrar y por lo tanto no captan la información. Esto es claramente emocional y hay que ayudar lo psicológicamente.

Todo niño tiene luces y sombras. Hay que incentivarlo a desarrollar sus talentos y apoyarlo en sus dificultades que pueden ser en distintos órdenes, como escritura, lectura, matemáticas, ortografía, etc. Cuando no puede rendir por diversas dificultades se disparan emociones y sentimientos displacenteros que frenan el desarrollo de su potencial y se instala un circulo vicioso donde no puede rendir académicamente.

Cuando el niño recibe la ayuda que necesita del profesional indicado mejorará su rendimiento y lo más importante se sentirá mejor consigo mismo y con los otros.

Es importante la consulta para ver si el problema es emocional o si el niño tiene determinadas dificultades en el proceso de aprender o los dos a la vez. La institución educativa es como el segundo hogar del niño, allí permanece muchas horas durante muchos años. Por lo tanto es muy importante que se sienta feliz y contento de aprender.

Estos problemas no desaparecen con el tiempo como popularmente se piensa, es lo contrario: aumentan si no son tratados debidamente.