Cómo la cuarentena cambió el consumo de alcohol en los argentinos

Tras la aplicación del aislamiento social, las guardias toxicológicas que no daban abasto los fines de semana, hoy casi no reciben consultas por abuso de sustancias. Por el contrario, aumentó el consumo intradomiciliario, según varios relevamientos. Los desafíos de reflexionar por qué se consume y qué emociones se intentan «tapar» con hábitos nocivos

Mediante la resolución 42/112, aprobada el 7 de diciembre de 1987, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió conmemorar el “Día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas” cada 26 de junio para reforzar la acción y la cooperación con el fin de alcanzar una sociedad libre del consumo de drogas.

Apoyado por individuos, comunidades y varias organizaciones en todo el mundo, este día tiene como objetivo crear conciencia sobre el problema importante que las drogas ilícitas representan para la sociedad.

Cada año, la campaña de la ONU se centra en un lema concreto: en 2020, el lema es Mejor conocimiento para una mejor atención, haciendo referencia al hecho de que la lucha contra las drogas siempre estuvo plagada de información errónea, y esto es un inconveniente para poder atajar el problema. Se trata ahora de mejorar la comprensión del problema mundial para poder cooperar y avanzar en la solución.

En esta oportunidad, la fecha coincide con un mundo que atraviesa una pandemia, y una Argentina que desde el 20 de marzo vio su día a día trastocado por la aplicación de un aislamiento social preventivo y obligatorio con el fin de controlar el avance del coronavirus en el país.

“Este día siempre invita a la reflexión, y en este sentido es importante diferenciar dos conceptos clave: una cosa es el consumo de las personas y otra el delito del narcotráfico. Entender que se necesitan estrategias diferentes, una para cuidar a las personas y otra para combatir el delito. Separar esas nociones permite afinar estrategias de cuidado y diferenciarlas de la lucha contra un negocio enorme que tiene que ver con el lavado de dinero”. Así comenzó Gabriela Torres, licenciada en Trabajo Social y titular de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina.

Para ella, un punto central es “no estigmatizar a las personas por lo que consumen; nadie se define por lo que consume”. Y consultada sobre cómo encuentra a la Argentina un nuevo día de lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, sostuvo que uno de los objetivos de su gestión es “tratar de ver el trayecto de vida de las personas, entendiendo que el consumo no es igual en todos y que es un síntoma que habla de una relación entre unas persona con una sustancia”. “Hay mucho que hacer en términos de investigación para entender por ejemplo la motivación de consumo en los jóvenes”, dijo, al tiempo que consideró que “el alcohol es la sustancia más invisibilizada y la que más se consume”.

“Hay que lograr que la sociedad debata qué pasa con el consumo y qué se tapa con las sustancias y no reducir el problema a un sector y a una edad determinada”, aseguró.

En ese sentido, varios relevamientos se hicieron en el país desde el inicio de la cuarentena (los resultados de uno que realiza Sedronar en todas las provincias estarán disponibles en un mes aproximadamente) y todos coincidieron en señalar al alcohol como la sustancia que más se consume, con una interesante distinción en cuanto a las edades: los mayores incrementaron el consumo de bebidas alcohólicas mientras que los jóvenes lo disminuyeron “drásticamente”, a causa de las restricciones a las salidas y la prohibición de las reuniones sociales.

Una encuesta realizada por investigadores e investigadoras del Conicet en el Instituto Gino Germani (IIGG) y que circuló de manera online entre el 4 y el 8 de mayo dejó ver que “durante la cuarentena crecieron los dos polos de la frecuencia de consumo: se duplicó el número de quienes no toman bebidas alcohólicas y se triplicó la cantidad de personas que toma todos los días”. Esa multiplicación del número de personas que afirman consumir bebidas alcohólicas se registró, con mayor énfasis, en el grupo de 35 a 44 años, entre quienes casi se cuadruplicó (de 4.6% a 18.1%). “Hay una suerte de presente continuo a través de la repetición de un día tras otro, que se traduce en una indiferenciación entre días laborales y de descanso también en lo que refiere a tomar alcohol”, explicó Daniel Jones, uno de los investigadores que encabezaron el estudio.

El relevamiento llegó a casi cinco mil personas de 18 años o más que cumplían entre 45 y 50 días de cuarentena en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Entre ellos, por otra parte, se duplicó el número de personas que mencionan directamente no consumir bebidas alcohólicas (eran 8.5% antes de la cuarentena, y 15.95% durante la cuarentena). En el grupo de 18 a 24 años, este porcentaje se cuadruplicó (de 5.2% a 20.7%). Por otro lado, se redujo a la mitad el porcentaje de quienes consumían bebidas alcohólicas exclusivamente los fines de semana (ya sea algunos al mes o todos los fines de semana).

En este punto, el médico toxicólogo Carlos Damin hizo referencia a un relevamiento difundido por estos meses en el que se vio que “cerca del 40% de la población encuestada había aumentado el consumo domiciliario de alcohol”, aunque diferenció entre los adultos jóvenes y adolescentes, que “disminuyeron drásticamente el consumo al estar impedidos de las reuniones sociales”.

“Esos datos se condicen con lo que vemos en el hospital -señaló el presidente de Fundartox y jefe de Toxicología del Hospital Fernández-. En épocas normales, de jueves a domingos es nuestro pico de consultas por guardia por intoxicaciones y sin embargo desde que se decretó el aislamiento social no tenemos consultas”.

“Los adolescentes están tomando menos, pero como contracara aumentó el consumo intradomiciliario de los adultos, al igual que la auto prescripción de psicofármacos impulsada por problemas de sueño y estrés”, destacó.

Asimismo, resaltó que algo similar observan entre sus pacientes. “Hacemos un seguimiento telefónico de nuestros pacientes, los llamamos dos veces por semana y lo que nos dicen es que aumentaron dos veces la dosis de psicofármacos que consumen, básicamente por el estrés y la ansiedad que les genera esta situación”.

La médica psiquiatra y experta en adicciones Geraldine Peronace hizo mención a otro “estudio interesante sobre el consumo de sustancias” en el que “el dato importante es que entre los jóvenes bajó el consumo tremendamente por la falta de salidas, en tanto en el rango de los adultos aumentó hasta en un 44%, con una fuerte presencia de nuevos consumidores adultos”.

Para ella, “lo que marca este momento es que sin la industria recreativa los jóvenes están ‘limpios’ y que se puede poner de moda otra variable de salida que puede ser nocturna pero sin que esté en el medio el consumo desmedido y descontrolado que pone la vida de los chicos en riesgo”.

“Los padres tienen arte y parte en la construcción de la nocturnidad de sus hijos; es tremendo que dejen en la industria del ocio el cuidado de sus hijos”, consideró la especialista, quien reflexionó: “A partir del tremendo incremento del consumo de alcohol por parte de los mayores, debe hacerse foco en el hecho de que como medida primaria de prevención hay que trabajar determinadas cuestiones dentro del hogar”.

“Los padres deben ser coherentes entre lo que dicen y lo que hacen; se enseña con el ejemplo y ese es el primer aspecto de la prevención”, enfatizó.

Consultada sobre cuál es el consumo que más preocupa en la Argentina, Torres aseguró que “todos los excesos preocupan”, aunque reconoció que en relación al inicio de consumo de alcohol, las encuestas internacionales realizadas en adolescentes de 12 a 17 años demuestran que “el país tiene los índices más altos de toda América”.

“Necesitamos acuerdos de adultos para enfocar el tema”, enfatizó. Y elige referirse a “adultos en general más que a los padres” porque, para ella, “no habría pibes tomando cerveza en la calle si la sociedad no lo tolerara, si eso ocurre es porque hay un adulto que vende, uno que deja entrar a un menor a un boliche, uno que hace publicidad de bebidas alcohólicas enfocadas en los jóvenes, etc”.

Así, según Torres, “para cambiar la cultura se necesitan acuerdos de adultos y dejar de naturalizar algunas cuestiones”.

“Este es un día que nos permite reflexionar sobre qué consumimos y qué tapamos con lo que consumimos -ahondó-. Que un consumo sea problemático tiene que ver con lo que se deposita en ese consumo; hay algo depositado ahí que es el verdadero problema: se le da a lo que se consume el poder de sacarnos del problema y ahí es cuando el sujeto le da a un objeto un poder de subjetividad que no posee”.

Esa, para la titular de la Sedronar “es la primera señal de alerta”. Después, “no está escrito cuánto es mucho o cuánto es poco: no es lo mismo un menor con un trayecto de vida vulnerable, que un adulto”. “Un consumo empieza a ser problemático cuando se deposita en la sustancia el poder de ayudarnos a enfrentar la vida”.

Sobre eso, Peronace también llamó a pensar “qué se está tapando con esta ingesta de sustancias”. “Y no hablo sólo de alcohol, hablo de tabaco, psicofármacos, de la ingesta de comida: todas las sustancias que están siendo usadas como reguladores emocionales para no pensar, para no sufrir y no sentir -señaló-. Estamos de acuerdo que la sensación de soledad que muchos viven en esta pandemia aumenta cualquier sufrimiento y eso es exactamente lo que le pasa al adicto”.

La escuela vuelve a enseñar prevención de adicciones

En el marco de la efeméride, desde el Ministerio de Educación de la Nación y la Sedronar acordaron el relanzamiento del Programa Nacional de Prevención y Cuidados en el ámbito educativo, a través del cual los alumnos de jardines, primarias y secundarias de todo el país trabajarán con conocimientos específicos sobre prevención de adicciones y consumos problemáticos.

“El programa se había aprobado en 2015, producto de un año de trabajo e intercambio entre los tres niveles del Estado, y había dado forma a los lineamientos curriculares para la enseñanza de los contenidos en los tres niveles -jardín de infantes, primaria y secundaria- pero en los últimos cuatro años nunca se puso en marcha”, informaron desde la secretaría. El programa fue creado por la Ley Nº 26.586, con el fin de promover valores y actitudes que fortalezcan las capacidades de las y los estudiantes para prevenir las adicciones y el uso indebido de drogas. Ahora, además, se trabajará en capacitación docente, formación docente y materiales sobre cómo trabajar los lineamientos dentro del aula.