Detectan glifosato y un ácido en la orina de varios alumnos de una escuela rural

El 40% de la comunidad educativa de una escuela rural de Baradero tiene presencia de glifosato y Ampa en la orina. Para la Red Local de Estudios Agroecológicos (Relea) los resultados no sorprenden: «Son una constante en escuelas rurales».

Un relevamiento sanitario realizado por la Red Local de Estudios Agroecológicos Baradero-San Pedro (Relea) detectó presencia de glifosato y Ampa (ácido aminometilfosfónico o metabolito de degradación) en la orina de alumnos de una escuela rural de la zona de la ciudad bonaerense de Baradero, situada a 160 kilómetros al sur de Rosario.

La noticia no causó sorpresa pese a los datos contundentes porque «en cualquier escuela de campo que hagamos un estudio similar al que hicimos en Baradero, seguramente arrojaría los mismo resultados», dijo unos de los integrantes de Relea, Mauro González, quien además forma parte del Proyecto Agroecológico Casilda (Paca).

Se investigaron las implicancias del uso de herbicidas en lugares expuestos a ello. Por supuesto que las escuelas rurales son las principales perjudicadas con estas prácticas, fundamentalmente si se realizan cerca del establecimiento educativo. Hoy son pocas las escuelas rurales en comparación con décadas atrás. La explicación es sencilla. El éxodo de chacareros hacia pueblos o ciudades cercanas, la siembra directa (que implica un menor trabajo rural) y los pooles de siembra que alquilan campos a precios interesantes para el dueño de la tierra. De ese modo no tiene que trabajar como lo hacía antes. Para fumigar se utilizan los denominados «mosquitos» por vía terreste y aeroaplicadores cuando se realiza con un avión.

El estudio realizado en Baradero confirmó la presencia de Glifosato y Ampa en la orina. El Ampa es un ácido orgánico débil con un grupo fosfonato. Es uno de los principales productos de degradación del glifosato que, según los ambientalistas de Relea, «es tan peligroso como el propio glifosato utilizado para la agricultura»

Relea tomó ocho muestras en una escuela rural de Baradero de las cuales tres dieron positivo: dos alumnos y una docente. Eso significa un 40% de positividad del total de muestras enviadas para su análisis. Todas eran de alumnos y una docente perteneciente a la comunidad educativa de esa misma escuela rural. «Se trata, para la legislación argentina, de un residuo peligroso (ley numero 24.051) que no debería estar presente en sangre y orina de ninguna persona, mucho menos de niños y niñas de edad temprana», sostienen desde Relea.

Mauro González, estudiante de Ciencias Veterinarias en la ciudad de Casilda, quien además participa del Paca, un proyecto agroecológica para la producción sin el uso de agroquímicos, sostuvo que «a nosotros que estamos en el tema no nos sorprenden para nada los resultados de estas muestras porque es algo que venimos observando desde hace tiempo. Sucede que de este modo tenemos una comprobación empírica».

Plaguicidas
Según Reles, y de acuerdo a otros estudios, «uno de los plaguicidas que se encontraron en los análisis físico químicos de las escuelas de Baradero fue el Endosulfan y sus metabolitos. Este organoclorado, utilizado en agricultura como insecticida y acaricida, fue prohibido por el Senasa desde 2013 en línea con normas internacionales para la protección del ambiente y la salud. Aunque en bajas dosis, según los parámetros y la normativa utilizada (resolución 523/95), se siguen encontrando en las aguas subterráneas que abastecen a las escuelas rurales».

Agrega el relevamiento que «esto es así debido a su alta persistencia en ambiente y su acumulación en organismos vivos. Dentro de los efectos adversos que origina este plaguicida, tanto en el ambiente como en organismos vivos, podemos mencionar la neurotoxicidad y la exposición aguda en trabajadores agrícolas donde se ha demostrado que lleva a epilepsia, problemas de memoria y desórdenes de hiperactividad».

«Con esto queremos remarcar, una vez más, los daños que se continúan profundizando con este modelo de agricultura química e industrial a través de los fitosanitarios que se utilizan para su actividad, incluso a pesar de su prohibición hace ya nueve años. Otros paradigmas agrícolas y de producción son necesarios y urgentes para revertir los daños de este sistema hegemónico, que continúa dañando la salud y el ambiente».

Ignorados
«Con estos resultados, y sabiendo que la situación puede ser peor aún, exigimos a las autoridades locales que tomen cartas en el asunto, asuman de una vez su responsabilidad por la cual fueron elegidos como representantes del pueblo y hagan valer, al menos, el artículo 41 de la Constitución nacional. El derecho a una infancia libre y el goce pleno de la salud deben ser impostergables y los deben hacer cumplir los funcionarios y concejales de manera unánime, sin grietas ni mezquindades políticas. Bregar por la salud de todos y todas quienes estamos expuestos de manera directa e indirecta al uso indiscriminado de agroquímicos y fertilizantes en el partido de Baradero es una de sus funciones», afirman desde Relea. (La Capital)