El río Uruguay también se vería afectado por una bajante

“La perspectiva de bajante es generalizada en toda la región y la probabilidad que la cuenca del Uruguay alcance una situación de aguas bajas es muy real”, indicó el ingeniero del Instituto Nacional del Agua, Juan Borus.

Mientras el río Paraná muestra registros históricamente bajos, en el Uruguay las aguas se mantienen con una disminución moderada y progresiva que avizora, a corto plazo, una situación similar.

En esa línea, Juan Borus, ingeniero y técnico del Instituto Nacional del Agua (INA), precisó que la bajante pronunciada se debe a una situación de “sequía regional generalizada en la cuenca del Plata que comenzó a manifestarse en junio de 2019 y fue extendiéndose configurando ahora un ciclo seco”.

Lo que está pasando es que “tenemos lluvias preponderantemente por debajo de los registros normales y la mayor afectada es la alta cuenca del Paraná en Brasil, pero abarca al Iguazú, Paraguay y el Uruguay no escapa a esta situación porque ha tenido episodios de lluvias escasas estos meses”, detalló el especialista.

Para Borus este “ciclo seco se vio agravado y potenciado tanto en la alta cuenca del Paraná como del Paraguay con pisos mínimos de caudal que no se veían desde hace 90 años o más”.

La sequía trae aparejada la bajante de los ríos regionales porque disminuye severamente el aporte a los ríos y, en este caso, “la preocupación está concentrada en el tramo argentino del río Paraná donde está claramente definida la bajante y no queda otra solución que esperar que se produzcan lluvias”, precisó.

La bajante llegaría al río Uruguay

Respeto del río Uruguay, Juan Borus describió que “su comportamiento está muy asociado a las lluvias y el paso semanal de aguas. Tiene una memoria corta con grandes variaciones en ese sentido del tramo medio por las características de esa cuenca”.

“En estos momentos, el tramo inferior esta fluctuando en las aguas medias, sin embargo, teniendo en cuenta la perspectiva climática, no se descarta que ese tramo y sus afluentes como el río Gualeguaychú-Gualeyán y el Negro –desde el Uruguay- tengan una marcada disminución de sus aportes y una bajante de las aguas”, puntualizó Borus.

Según el ingeniero del INA, “la perspectiva de bajante es generalizada en toda la región y la probabilidad que la cuenca del Uruguay alcance una situación de aguas bajas es muy real”. En los ríos secundarios “ocurre lo mismo, como lo muestra el Gualeguay. Las escasas lluvias no alcanzan a condicionar los suelos y se vuelve al déficit. Estamos con una perspectiva de no lluvias mediamente importantes en el horizonte meteorológico para los próximos 8 días”.

Sequía hasta 2022

Para revertir la situación actual, Borus aseguró que “la probabilidad de que el clima empiece a virar a un estilo más normal con lluvias directas no es a corto plazo. Pero, una vez que las lluvias empiecen a ser más normales, habrá que esperar que se normalice la humedad de los suelos para generar excedentes que alimenten los ríos. Van a pasar de muchos meses para que los ríos más chicos se empiecen a recuperar y recién allí los más grandes”.

En cuanto a una estimación, el técnico del INA anticipó que “una condición hidrométrica de normalidad en el río Paraná inferior, frente a la costa entrerriana, se daría en el primer trimestre del año que viene; pero ni siquiera lo podemos asegurar, es lo que deseamos”.

Borus detalló que “la bajante pone en jaque en las tomas de agua de las zonas ribereñas y de los pozos de reserva donde las ciudades proveen agua a sus poblaciones. La seca va a seguir afectando a esas localidades de Entre Ríos”.

Finalmente, desde el INA explicaron que “el año pasado se pidió una apertura extraordinaria de aguas de los embalses ubicados en Brasil, pero no se pueden pedir nuevamente porque no hay mucha agua para repartir debido a la sequía en ese país. La bajante se debe a que no llueve y no porque se retenga agua en el sur de Brasil”, aclaró Borus en diálogo con Reporte 2820.