Mujeres entrerrianas compartieron sus experiencias de vida y lucha

Bajo el título “Nosotras presentes. Entre todas hacemos más”, mujeres de distintos sectores de la comunidad brindaron una charla con el objetivo de compartir sus experiencias y trayectorias en los lugares donde les toca desempeñarse. El encuentro se realizó este miércoles en la ciudad de Paraná.

También en ese marco se presentó una muestra titulada “Mujeres empoderadas”, que describe brevemente los roles de las mismas en distintos ámbitos, dejando en último lugar las limitaciones físicas de cada una. La jornada, que se desarrolló en la galería del Centro Provincial de Convenciones, contó con la presencia de la ministra y vicegobernadora electa, Laura Stratta, quien aseguró que las mujeres vienen ganando espacios “con mucho compromiso, convicción y amor por lo que hacemos”.

“Estos lugares de encuentro reivindican la tarea de las mujeres y nos permiten ver hasta dónde hemos llegado y los desafíos que tenemos por delante. Es importante encontrarnos, reencontrarnos y compartir estas vivencias que nos enriquecen y nos permiten, a quienes ejercemos la función, tomar mejores decisiones”, remarcó la vicegobernadora electa.

Tras enumerar las políticas de empoderamiento de la mujer que se vienen llevando adelante desde la cartera que dirige, la funcionaria afirmó que también “en la política las mujeres hemos hecho un camino y en esto quiero destacar la decisión del gobernador, Gustavo Bordet. En su gabinete hay una mayor proporción de mujeres en los lugares de decisión y poder, y esto habla justamente de la posibilidad de compartir con los hombres la toma de decisiones y la construcción de una sociedad mejor”, señaló Stratta.

Escuchar y generar propuestas

Mariel Bordet, esposa del gobernador, también acompañó la actividad. Coincidió con Stratta en la importancia de generar “espacios de encuentro y reflexión para compartir experiencias. Aquí estamos para escuchar, apoyar y gestar propuestas frente a esta sociedad tan dinámica. Hay nuevos desafíos que nos plantean los jóvenes y tenemos que adaptarnos. Es una decisión de nuestro gobernador y tenemos que estar abiertos a lo que viene”, manifestó Mariel Bordet.

Remarcó luego que si bien aún falta mucho para lograr la igualdad de derechos, “hay una corriente muy fuerte en este sentido. Hace que los hombres, y a veces nosotras mismas, comencemos a mirar las cosas de otra manera, a no naturalizar nada”, subrayó.

El mandato de ser perfectas

Inés Artusi, coordinadora de la Fundación Petropack y una de las panelistas de la jornada, contó que fue madre a los 18 años y a los 30 se quedó sola, por lo cual consideró que toda su trayectoria la había hecho con sus hijos. Por esa razón compartió audios con respuestas de ellos, que la alentaban a compartir su historia “para darles confianza y seguridad a otros”, “que vean que una se puede reconvertir todo el tiempo”, “para mostrar que el otro es un sujeto de derecho”.

“Nosotras teníamos el mandato de ser perfectas en todo”, reflexionó Inés, tras lo cual mencionó que “el camino del respeto y el afecto es lo que más nos protege. Me ayudo mucho decidir algunas cosas desde la emoción. Siempre hice todo con la pasión por el hacer, porque creo que hay que hacer aunque nos equivoquemos y que es necesario hacerlo desde lo colectivo”.

Contó luego el desafío que representó crear una fundación en Petropack e indicó como aprendizaje el “ser conscientes de que conducimos y ejercer esa conducción sin temor. Mucho hice pensando en el legado, en dejar algo mejor, compartir enseñanzas de forma permanente”, aseveró y cerró su presentación con un deseo: “Quiero que me recuerden por haber soñado y posibilitado los sueños de otros”.

Alzarse en armas con baldes y cucharas

Fue después el turno de Ruth Judith Báez, trabajadora de la cooperativa La Pasionaria, quien se definió como “militante política y social, madre y negra, descendiente de pueblos originarios del barrio Bajada Grande”, entre otras cosas. Relató que abandonó el estudio en la universidad pública cuando nació su primera hija, remarcando que fue “una decisión política, porque ser madre debería ser una decisión política”.

Con el cambio de gobierno, Judith y su compañero no pudieron acceder a un crédito Procrear que estaban tramitando. “Nos quedamos con los sueños rotos y los materiales. Con mi papá y mi hermana decidimos construir nosotros y ahí fue como, con mi hermana, nos enamoramos de la construcción”, afirmó.

Indicó que le costaba hablar en público y leyó un texto de su autoría con impronta feminista, que daba cuenta de los roles que el patriarcado le impone a las mujeres, expresando que ella quería “ser Mafalda, Juana Azurduy, Dolores Irraburu (la pasionaria), quería ser como Evita. Somos esposas, hijas o madres, eso sin decir lo que nos pasa a las “negras del barrio”, que nos limitamos a quedarnos calladas por temor. Decidí ser libre, dejar de ocupar un lugar secundario para empezar a ser parte de la historia. Elijo soñar al lado de las que luchan por un futuro nacional, popular, democrático y feminista. Por decisión política, nos alzamos en armas con baldes y cucharas. Las invito a repensarse, estoy segura que todas tienen caminos que construir para las que vienen detrás”, solicitó.

Derribar barreras

Cristina Ripari, directora de la Asociación de Padres y Amigos de Niños y Adolescentes Aminorados (Apana), fue quién tomó la palabra a continuación. Retomando las referencias que manifestara su antecesora en el uso de la palabra, dijo que su generación era como Susanita en la tira de Quino. “A mí me enseñaron que como mujer tenía que estar al costado de un hombre y cuando me quedé sola, aprendí a poner el pecho y conducir. Pude salir, formarme una idea de mujer que dirige, que busca derribar barreras”, expresó.

Comentó que sus tres hijos la han acompañado en todo el trayecto profesional, que comenzó desde muy joven trabajando en una granja con chicos discapacitados, quienes le enseñaron “que el amor es posible más allá de las diferencias, sin barreras ni prejuicios. Me dieron mucho amor y paciencia. Comprendí que los tiempos de las personas con discapacidad son distintos. Tuve que aprender, Apana me atravesó”, enfatizó con emoción.

“Últimamente me ha tocado defender los derechos de las personas con discapacidad, que para la gente que está a nivel nacional, parece que son números. Yo quiero contagiar este deseo y pasión, sueño con ir a un comercio, a un restaurante o una repartición pública y que me atienda un joven con discapacidad. Si cambiamos tendremos verdadera inclusión, pero es necesario repensarnos para tener igualdad real. Mientras, tendremos que tener herramientas que nos permitan hacernos visibles”, concluyó Cristina.

Ser disruptiva

“Darle voz a las mujeres es empoderamiento”, comenzó diciendo la abogada feminista María Fernanda Vázquez Pinasco. Resiliencia, empoderamiento y sororidad fueron los denominadores comunes que encontró con las otras panelistas, aunque dijo sentirse ”privilegiada” por acceder al conocimiento y a un trabajo que le diera un buen pasar económico. “Ser disruptiva es difícil, cuando estamos en los lugares como lo otro y tenemos que alzar la voz”, expresó, para enumerar luego los roles que le tocaron en diferentes etapas de la vida como niña, estudiante, madre, abogada.

“Me preguntaba, ¿dónde estábamos las mujeres en el mundo?, en todos lados, como ahora. Lo que pasa que este constructo social nos invisibiliza”, afirmó. Contó cómo fue creciendo y pasando por experiencias mientras se sindicalizaba, exponía, “y me iba construyendo. Ahí viene la Pinasco, esta re loca, me decían en los pasillos de Tribunales. Si, contestaba yo, soy la nieta de las brujas que no pudieron quemar. Hoy vivo en una familia diferente pensada desde la sororidad, donde decidimos cómo queremos vincularnos. Mi debilidad es que la injusticia me dispara la ira, me tengo que repensar, porque ahí gana el patriarcado”, sostuvo.

“Estamos acá porque antes hubo otras mujeres con el mensaje de que somos iguales que cualquier otra persona. En el derecho éramos asimiladas a niñas y todo fue cambiando hasta reconocer que lo que hacíamos dentro de la casa era un trabajo. Eso se lo debemos al movimiento feminista, que es un movimiento histórico y político. Se puede romper este constructo desde la sororidad”, finalizó María Fernanda.

La revolución será transfeminista o no será

Macarena Cornejo, trabajadora del Estado y militante por los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTQI, fue quien cerró las ponencias. Transmitió su emoción por la oportunidad que se le brindaba para estar presente en ese encuentro contando su experiencia y se definió como “una mujer llena de amigas, de mujeres militantes. Quiero estar siempre llena de amor, porque el amor salva”. Narró sobre sus orígenes y su familia, resaltando que estaba su hermana presente, a sabiendas de que no todas las mujeres trans tienen esa oportunidad.

“Crecí en un pueblo muy chico donde era difícil ser una, pero no me vencieron porque ante todo decidí no joderle la vida a nadie y ser feliz. Crecí y me fui descubriendo en ese varón que me asignaron al nacer, fue difícil darme cuenta que adentro de ese envase había una gran mujer que sigo construyendo. Quiero ser genuina para darme al resto”, remarcó.

Contó luego su experiencia en la militancia gremial y política donde fue “conociendo el hermoso oficio de ser compañera”. Recordó también sus primeras experiencias como trabajadora del Estado e indicó que en algunas oportunidades no fue fácil. Actualmente dirige un equipo de mujeres en el área de Discapacidad. “Soy su compañera, porque nos hicimos juntas. Estoy llena de sueños y de ahí saco las energías para llegar al trabajo, sobrevolando las miradas prejuiciosas que todavía existen. No soy un ejemplo, tengo tantos defectos como virtudes, vine acá a contar desde la experiencia y cambiar esta realidad. Voy a luchar caminando a la par, colectivamente, construyendo en las calles. La revolución será transfeminista o no será”, concluyó Macarena.

Un cierre con música

En el cierre de la jornada se escuchó la canción de Melisa Budini “Soy la fuerza”, para dar paso luego a la cuerda de tambores integrada por mujeres “Las Dragonas”, quienes desplegaron sus ritmos en el Paseo de las Esculturas, ubicado entre el lugar donde se llevó adelante la charla y La Vieja Usina.

Participaron del encuentro la senadora nacional Sigrid Kunath; la senadora de Federal, Nancy Miranda; la diputada provincial electa, Carina Ramos; la ministra de Gobierno, Rosario Romero; la subsecretaria de la Mujer, Valeria Migueles; la secretaria de Niñez, Familia y Discapacidad, Cristina Ponce; la titular del Copnaf, Marisa Paira; la titular del Coprev, Mariana Broggi; y la coordinadora del hogar “Inés Londra”, Sofía Uranga.