Un corazón para Cata: La niña de Gualeguaychú que vuelve a poner de relieve el valor de donar órganos

Con tan sólo 11 años, Catalina Ghiglia está dando la batalla más importante de su vida. Ingresó en la lista de emergencia nacional. En esta nota, la palabra de su pediatra, Pablo Alfaro. «Que los órganos no vayan al cielo, que se queden en la tierra y salven vidas», expresó Andrea Peña, madre de la pequeña.

“Cata nació con una cardiopatía congénita, hipertrofia septal se llama. Al haber nacido con eso, lo tiene naturalizado y creció así, lo maneja muy bien, no puede realizar actividad física. Siempre tuvo el acompañamiento de todos sus compañeros en la escuela”, dice, a través del WhatsApp, Lorena Peña, la madre de Catalina Ghiglia.

La niña de 11 años se encuentra a la espera de un corazón que le permita seguir viviendo. “Su enfermedad se complicó tras un comportamiento restrictivo del corazón y está con hipertensión pulmonar. Es por eso que el equipo médico decidió que la mejor alternativa para continuar con su vida es el trasplante”, explicó, para esta nota, Lorena.

En cercanías del Hospital Pediátrico Garrahan, aguardan el llamado que toda familia de una persona inscripta en emergencia nacional espera. Mientras tanto, el tema se viraliza en los grupos de WhatsApp y en las redes sociales, donde circula la foto de la pequeña junto a información sobre la importancia de la donación de órganos y un número de cuenta bancaria para ayudar a solventar los gastos que implica estar fuera de casa. Pero Andrea no hace referencia a ello cuando contesta a la pregunta “¿cómo se los puede ayudar?”: “Interiorizándose en el tema de la donación de órganos, me gustaría que cada familia en su casa pueda charlar del tema con sus pares, leer sobre la temática y pensar que una sola persona puede salvar más de siete vidas”, propone, demostrando una enorme sensibilidad. “Se trata de pensar en ayudar al otro en un mundo tan individualista como es este”, dice, por su parte, Pablo Alfaro, pediatra de la pequeña.

“Vivimos realidades muy individualistas que nos hacen perder de vista lo que le pasa al otro. A veces uno dice yo fumo, yo como y me tomo todo, total es mi vida. Eso es así hasta por ahí no más, porque uno puede necesitar de un órgano de otra persona y otras personas pueden necesitar de los órganos de uno y ayudar a salvar vidas”, agrega el terapista intensivo infantil formado en el Garrahan.

Aunque mucho se ha avanzado respecto a la donación de órganos, tanto desde el punto de vista normativo como en el grado de conciencia social sobre el tema, todavía existen mitos fuertemente arraigados. Alfaro reconoce tres.

“Ahora, a partir de la Ley Justina, todos somos potenciales donantes hasta que se demuestra lo contrario. Lo que me interesa dejar bien claro es que nadie ni nada apura la muerte de un donante, que si bien puede resultar ilógico decirlo es un mito que todavía tiene lugar”, reconoce.

“Otra idea que es absolutamente falsa y, en definitiva, dañina para la donación de órganos es la que sostiene que la extracción de órganos implicaría amputaciones sobre e cuerpo del donante. He tenido la posibilidad de estar en quirófano durante una procuración de órganos y el trabajo del equipo del Incucai -Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante- es muy profesional. Los especialistas se encargan de cada detalle, se tiene muchísimo cuidado en este sentido”, sostiene el médico pediatra. Y, en tercer término, aclara otro de los mitos aún vigentes: “No es tan simple como ‘fui trasplantado, me salvé para siempre’. Los órganos o tejidos trasplantados pueden salvar vidas o la pueden prolongar en un tiempo considerable, en muchos casos. Esto depende, siempre, de cuál es la patología de base de quien recibe el trasplante y de cuál es el órgano o tejido trasplantado”.

“Que los órganos no vayan al cielo, que se queden en la tierra y salven vidas”, elige, como mensaje para cerrar la conversación por WhasApp, la mamá de Cata.

Respecto a este tipos de mitos, la única manera de combatir la desinformación es generando información de manera responsable.

(Luciano Peralta– El Día de Gualeguaychú)