Una mujer, sus derechos y los patrones de la estancia

La disputa hereditaria de los Etchevehere en la costa paranaense de la provincia ha tomado ribetes nacionales. Los hermanos varones intentaron desalojar a Dolores Etchevehere, única hermana mujer, de una de las estancias. La Justicia les falló en contra pero ellos siguen ejerciendo presión y amenazas.

El juez Raúl Flores de La Paz, dictaminó que Dolores Etchevehere «probó que fue declarada también heredera» del predio Casa Nueva, ubicado sobre la ruta provincial 48, en el acceso a la localidad de Santa Elena, que se encuentra en sucesión familiar y donde ella está residiendo, lo que invalida el reclamo de “usurpación y desalojo” presentado por sus hermanos varones.

De esta manera, la Justicia entrerriana resolvió no hacer lugar al pedido de desalojo en el predio ubicado cerca del acceso a Santa Elena, una de las tantas propiedades en disputa en el marco de un juicio sucesorio entre los hermanos de la familia Etchevehere. Además, el Juez Flores, propuso a las partes «pensar una solución pacífica y armónica», según el fallo conocido este viernes.

La medida será apelada por el exministro de Agricultura de Mauricio Macri, Luis Miguel Etchevehere, mientras que uno de los abogados de Dolores Etchevehere, Juan Grabois, lo calificó como «muy contundente, hermoso y con sabiduría de pueblo».

En su resolución, conocida el viernes, el juez afirmó que Dolores «probó en la audiencia que fue declarada también heredera» de los predios. Además, el magistrado remarcó que el ingreso al predio fue «pacífico y sin violencia» y que la denuncia contraria no indicó ni probó «un hecho violento más que el número de personas» presentes.

Además, Flores resolvió disponer medidas de protección en beneficio de Dolores Etchevehere que deberán ser cumplidas por sus hermanos, Luis Miguel, Juan Diego y Arturo Sebastián, a solicitud de la fiscal María Cosntanza Bessa, que interviene en la causa originada por el conflicto que envuelve a esa familia por la posesión del campo.

La respuesta de los Etchevehere varones fue en tono a sus formas de manejo en la vida: cruzaron cadenas en la tranquera para que nadie entre ni salga del lugar, y amenazaron a su hermana y a quienes la acompañan. Ayer mismo, Dolores presentó una denuncia penal por privación de la libertad, coacción agravada, extorsión y usurpación agravada, en la que pide la detención de Luis Miguel Etchevehere.

La mujer molesta

«Por el hecho de ser mujer, a priori, me ubicaban en un lugar de ‘¿qué estás reclamando?’. Ni intelectualizan, directamente descartan, ponen a la mujer en un lugar de una persona que molesta», expresó Dolores en declaraciones a medios radiales.

Y en ese sentido, agregó: «Muchas veces a las mujeres nos corren hacia el lugar de la confusión, para debilitarnos, generar una situación de debilidad. Es un modus operandi. Nos atacan y piensan descartarnos, eliminarnos. Me han pasado cosas tremendas, que siempre he callado, para mantener una línea».

La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.

Por estas horas, una familia de larga tradición terrateniente en la región del Paraná, los Etchevehere, se vieron envueltos en una sucesión hereditaria poco clara y con acusaciones entre hermanos.  Es cierto, la disputa entre hermanos por cuestiones hereditarias, es una problemática que se ve muy a menudo en el fuero de Familia. Pero este caso tiene una condición que lo vuelve particular. Una mujer, sola, denuncia el abuso y extorsión de sus hermanos varones, por sobre la herencia del padre de la familia.

La acusación es fuerte. Una mujer que se decide a disputar a una fuerza patriarcal, en  el seno de uno de los lugares donde esa lógica se sostiene con más vehemencia: las familias tradicionales de la ‘sociedad rural’.

Y se han visto imágenes de patrones de estancia que recuerda a los tiempos de la Edad Media, en donde la misoginia estaba totalmente instalada en la sociedad, existiendo la convicción de la simpleza y debilidad de la mujer. Entonces, la mujer, “naturalmente” debía ser sometida a la tutela de padres, hermanos o parientes.

Es cierto, es un pensamiento de otro siglo. Pero tiene fieles seguidores y repetidores, acá nomás, y aún en este tiempo.