Venta de droga entre Victoria y Rosario: Integrantes de la banda acordaron penas de hasta seis años de prisión

Condenaron a la banda que vendía droga en Victoria y al proveedor narco de Rosario. Darío Alberto Solís se encontraba prófugo en la provincia de Santa Fe cuando una investigación detectó que era el jefe de una banda que distribuía y vendía drogas en la ciudad de Victoria.

Cuando lo detuvieron y lo alojaron en la cárcel por los delitos de amenazas y coacciones, siguió manejando el negocio desde el encierro, por celular. En diciembre de 2019, Toxicología desbarató la organización y detuvo a ocho personas, entre ellas el proveedor de drogas de la ciudad de Rosario, y uno de los vendedores en Victoria, el cantautor Arnoldo Valentini. Ahora, casi dos años después, todos los imputados acordaron penas en un juicio abreviado y fueron condenados a distintas penas de prisión.

La investigación del personal de Toxicología había comenzado por las sospechas de narcomenudeo, en una causa instruida por la Fiscalía local. Apuntaban a dos hombres que vendían drogas en viviendas. Pero al intervenir la línea telefónica de Rodrigo Andrés Albornoz, advirtieron conversaciones con otros personajes donde se plasmaba la existencia de una organización delictiva que tendría inicio en la ciudad de Rosario para la comercialización de cocaína y marihuana, como así también LSD, en la ciudad de Victoria. De este modo, la causa siguió en la Justicia Federal.

Se detectó que el proveedor de Albornoz era Darío Alberto Solís, alias Topo, quien estaba radicado en la provincia de Santa Fe por encontrarse prófugo de la Justicia entrerriana al no haberse presentado a cumplir una condena que le fuera impuesta por los delitos de Coacción agravada y Amenazas.

Se fueron detectando a los diversos integrantes de la organización liderada por Solís, quien le compraba los cargamentos de droga a un hombre de Rosario, Gerardo Sosa. Los otros integrantes de la banda eran del grupo familiar de Solís: su concubina Natalia López, sus hijos Yanina y Axel Solís, y su yerno Juan Pedro Isaurralde. Finalmente, se identificó a dos revendedores, los mencionados Albornoz y Valentini, entre otros. Mientras los investigaban, Solís estaba en Villa Gobernador Gálvez, hasta que en julio de 2018 lo capturan por la condena pendiente en Victoria, aunque continuó operando telefónicamente

Según lo detectado en las vigilancias y en las escuchas telefónicas, les asignaron a cada uno una función específica en la banda: Sosa, el proveedor; el Topo Solís, organizador y financista; Yanina Solís, resguardo y fraccionamiento de la sustancia que llegaba desde Rosario y resguardo del dinero, administración del negocio y contabilidad de la recaudación; su esposo Juan Pedro Isaurralde, y Axel Solís, guarda, fraccionamiento, acondicionamiento, distribución y reparto del tóxico a revendedores y tareas de cobranza; Natalia López, asistente de su marido coordinando la provisión, la recepción y resguardo del material y del dinero recaudado; Albornoz y Valentini, vendedores al menudeo.

Los allanamientos a los domicilios de cada uno y a la celda de la Unidad Penal Nº 5 de Victoria donde se encontraba alojado el jefe de la banda, se concretaron el 13 de diciembre de 2019. El total de drogas secuestrada rondaba los cuatro kilos y medio de cocaína y casi 100 gramos de marihuana.

Las ocho personas fueron detenidas, imputadas y procesadas. Las semana pasada llegaron a un acuerdo de juicio abreviado que fue presentado al Tribunal Oral Federal de Paraná por el fiscal general José Ignacio Candioti y los abogados defensores.

Finalmente, el miércoles la jueza Noemí Berros dictó la sentencia en la cual se condenó a Sosa y a Solís como coautores del delito de Comercio de estupefacientes agravado por la intervención organizada de tres o más personas, a seis años de prisión y multa de 126.000 pesos.

La hija y el yerno de Solís recibieron cuatro años y cuatro meses de prisión por participación secundaria en ese mismo delito. El hijo del jefe del clan narco fue condenado a cuatro años y dos meses de cárcel. La pareja, Natalia López, recibió cuatro años de prisión y se le otorgó la domiciliaria para cuidar de sus hijos. El vendedor Albornoz fue sentenciado a cuatro años y cuatro meses de prisión, y el Canoero Valentini, a cuatro años.

El “oficio” de vender droga

Como ocurre en cada juicio, los imputados son identificados por el Tribunal e interrogados sobre sus datos personales. En este punto, no dejó de llamar la atención que dos de ellos, el Topo Solís y su hijo Axel, declararon como ocupación u oficio ser “vendedor de droga”. Esto recuerda lo manifestado por el jefe de la banda narco rosarina Los Monos, Ariel Guille Cantero, cuando lo juzgaron por las balaceras a viviendas de jueces, en la misma instancia de identificación dijo que su ocupación era contratar sicarios para tirarles tiros a jueces. Quizás con esa ironía instaló un estilo que otros ahora quieren imitar.

El mensaje a un abogado

Otro aspecto que fue destacado en la sentencia, relativo a las comunicaciones halladas en las escuchas y en los celulares secuestrados a los acusados, es una conversación que el jefe del grupo narco tuvo con un abogado de Victoria. Solís le envió un mensaje al abogado Daniel Ochoteco, donde le pidió que se comunique con él: “Porque necesito el dinero urgente que esta gente está enojada conmigo y hace mucho tiempo ya que teníamos que haber saldado esa cuenta. Llámeme por favor que es urgente”.

Un detenido por narcomenudeo

Entre las últimas horas del miércoles y la madrugada de ayer, personal policial de la Dirección de Toxicología realizó dos procedimientos en la ciudad de Paraná donde secuestró elementos de interés para la investigación. Las requisas se llevaron a cabo en el marco de una causa por narcomenudeo, con conocimiento del Juzgado de Garantías Nº 6. Los allanamientos se realizaron en barrio Consejo, y se logró detener a un hombre mayor de edad y otras 13 personas fueron identificadas.

Asimismo se procedió al secuestro de diferentes cantidades de marihuana y cocaína fraccionada para su comercialización y venta, dinero en efectivo, aparatos telefónicos, balanzas digitales, licuadoras, documentación y elementos de fraccionamiento, entre otros objetos, que fueron puestos a disposición de la Justicia.