Brote de rabia transmitida por murciélagos causó la muerte de 80 animales

Ocurre en la localidad misionera de Andresito y zonas cercanas. Señalaron que los animales muertos, como consecuencia de la Rabia Paresiante, son cerdos y vacunos. Además, no son de un solo productor, sino de varios de la zona.

Un nuevo brote de Rabia Paresiante en la localidad misionera de Andresito, causó la muerte de, al menos, 80 animales en los últimos meses, por lo que hay preocupación entre productores de la zona.

Sin embargo, el jefe del programa de rabia del Senasa, Gabriel Russo, explicó a MisionesCuatro que el propio virus diezma la cantidad de murciélagos vampiros (Desmodus rotundus), por lo que se pasa a un periodo de interbrote en el que no hay casos.

El objetivo a conseguir en zonas endémicas (como Misiones) es “que tengamos una cantidad tan baja” de vampiros infectados “que la enfermedad no pueda circular entre colonias” de estos animales hematófagos.

En primer lugar, Russo aclaró que los 80 bovinos muertos por Rabia Paresiante “no son de febrero, son de varios brotes y de varios años”. Se trata de una enfermedad “epidémica, focal, regional y cíclica, provocada por el virus rábico y es transmitida por el vampiro común, “Desmodus rotundus”. En Argentina, hay unas 70 especies y el único que es una plaga es este”, contó el especialista.

Respecto de la acción de esta plaga para los ganaderos, Russo insistió en que “sacar sangre todas las noches al ganado, independientemente de la rabia (efecto expoliatriz de los vampiros) ocasiona una pérdida ganadera, mucho mayor que la rabia misma. Vacunando al ganado, lo que hago es proteger al capital. Pero no protejo contra la pérdida ganadera provocada por la sangría que se da todas las noches”, amplió el funcionario.

Sobre este tema, Russo informó que cada vampiro “saca 25 cc. de sangre, pero deja una sangre residual de otros 25 cc. En promedio, cada vampiro le hace perder a la ganadería 50 cc. de sangre por noche (y por animal)”, precisó.

“El único control biológico es la propia rabia”

“Lo ideal y es una utopía, es encontrar algo que haga bajar la población de vampiros por debajo de límites no peligrosos. Cuando hay un brote, la población de vampiros es diezmada por la rabia. El vampiro enferma, pero antes de manifestar síntomas, elimina el virus por la saliva. Y así es como contagia a herbívoros, animales silvestres o al hombre (eventualmente) Por eso es una zoonosis”, señaló Russo, dejando en claro que los vampiros también atacan a humanos para alimentarse y los pueden contagiar.

Sin embargo, Russo fue enfático al señalar que “el único control biológico efectivo (control de población) que tiene el vampiro, es la propia rabia. Gracias a la rabia, baja la población de vampiros y baja la agresión a humanos”, señaló el especialista, apuntando a que “después de un brote, tenemos un periodo inter-epidémico en los que no va a haber infecciones”.

Cómo se realizan los bloqueos epidemiológicos

“En el caso en que el laboratorio demuestra que el herbívoro muerto tuvo rabia, fue mordido por un vampiro rabioso hace un mes. Quiere decir que antes, ese vampiro contagió a otro congénere, y ese a su vez, a otro. Lo multiplico por 3”, detalló Russo sobre la dinámica de los brotes, al ser consultado sobre cómo se efectúan los bloqueos sanitarios.

Sobre el tema, Russo explicó que los vampiros “normalmente se alimentan en un radio de 4 kilómetros, por eso se da en un radio de 10 km, para que los productores protejan su capital vacunando y revacunando y que la población pueda consumir esa carne sin riesgos en lo que a rabia respecta. A los 14 días (el vacuno) empieza a formar anticuerpos y a los 21 se pide una revacunación para elevar la carga de anticuerpos. Y como la rabia todavía puede estar presente entre los vampiros del lugar hasta 18 meses después, se recomienda a esa población, hacerle una revacunación al año”, puntualizó.

Sobre el final de la entrevista, Russo comentó que la población no corre riesgos de contagio por consumir carne infectada, siempre y cuando la carne esté expuesta a temperaturas superiores a los 80º y correctamente cocida. Sin embargo, el riesgo de contagio es alto para quienes manipulan la carne antes que llegue a las góndolas.

“En el plato cocido, no hay ningún problema. Pero el riesgo de contaminación es alto en todos los pasos previos, desde que agarro la vaca, hasta que la carneo y la proceso”, amplió el especialista, dejando en claro que para los trabajadores de frigoríficos y carnicerías, que manipulan las reses, “hay un montón de posibilidades de accidentes”.

Las zonas endémicas de la infección

Por último, Russo recordó que la Rabia Paresiante es endémica en “todo Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Tucumán. Y en parte de las provincias de Salta Jujuy, Catamarca y La Rioja (este) norte de San Luis, Córdoba y Santa Fe. Por debajo hay una franja en la que hay vampiros, pero no hay rabia”, reveló el funcionario.

Y completó: “A eso debemos llegar, a tener una población por debajo del umbral de contagio y que tengamos una cantidad tan baja, que la enfermedad no pueda circular entre colonias (de vampiros)”.