Tras la muerte de Julio Grondona empieza la carrera por la presidencia. Los candidatos.
A Julio Grondona le gustaba leer en los diarios que la AFA era la casa madre del fútbol. La casa y la madre. El objeto y el sujeto que le remitían a la idea de familia. Al hombre que gestionó durante 35 años el fútbol argentino y que fue “vicepresidente del mundo” y que logró que las secretarias de FIFA hablaran en español por él, que no sabía inglés, y que sobrevivió a nueve gobiernos –incluida la dictadura militar– y que fue socio de Clarín hasta la llegada del Fútbol para Todos le gustaba encargarse de la AFA como si fuera eso, su casa; estar en familia.
En efecto, su mujer, Nélida Pariani, era la presidenta de la Comisión de Damas de la AFA hasta que murió; fue, también, a quien se le ocurrió que se construyera la capilla del predio de Ezeiza. Y la que, según reveló Julito Grondona, convenció a su esposo de que el entrenador de la Selección fuera Sabella. El presidente de Arsenal soltó la anécdota en radio, como quien cuenta un chimento familiar. Es el estilo coloquial de uno de los candidatos a suceder a su padre.
Humbertito, el otro hijo varón de Julio, está a cargo de las selecciones juveniles. También, como quien entiende que está en su casa, señaló: “No me voy a hacer cargo de la selección mayor”. Nadie le había pedido que aclarara.
“La AFA era como un club de amigos”, compara un importante dirigente de un club de Primera. Se lo dice a PERFIL sin revelar su nombre. La carrera por la sucesión es un asunto que se cocina en off entre la pelota y los despachos políticos.
Los delfines. La AFA es un control remoto con muchos botones. Grondona, que lo manejó a su antojo, hasta le agregó teclas. Por eso, su círculo cercano, huérfano de su líder, contempla la posibilidad de un triunvirato para amontonarse en el sillón principal. Como en la casa de Gran Hermano, dos de estos cinco nombres se quedarían afuera: los presidentes Luis Segura (Argentinos Juniors), Julito Grondona (Arsenal), Alejandro Marón (Lanús), Enrique Lombardi (Estudiantes) y el vicepresidente primero de Arsenal, Miguel Silva.
Sin embargo, los vestigios de vanidades empiezan a aflorar detrás de la sombra de Grondona. Los pasillos de AFA y algunas mesas futboleras evidencian aspiraciones personales, quizás alentadas por viejas promesas del propio jefe. Si hasta Raúl Ulloa, el presidente de Gimnasia de Jujuy, confió que él también quiere ser el hombre después del Hombre.
El Superclásico. Desde la impronta de Mauricio Macri y su actual presidente, Daniel Angelici, Boca tiene el azul de siempre y el amarillo del PRO. El partido político que gobierna la Ciudad quiere poner sus pies en la AFA. Y apuntan a su principal dirigente: “El Tano tiene ganas”, le dice en off a PERFIL alguien del macrismo.
Si bien el amarillo no destiñe políticamente en River, los colores de Boca son un límite para unificar criterios: “No vamos a apoyar a Angelici”, aseguran desde Núñez. Y hasta se permiten la chicana: “Tiene más chances D’Onofrio”.
Por estatuto, para ser presidente de la AFA hay que tener un currículum de, al menos, cuatro años como dirigente de algún club. D’Onofrio fue vocal de River entre 2005 y 2009. Incluso su padre, Raúl, fue interventor de la AFA entre 1971 y 1973, cuando todavía no era la casa madre del fútbol.
Las dos H. “Ni en pedo”, dijo Aníbal Fernández, el dirigente de fútbol que podría encarnar al Gobierno dentro de AFA. Sin su candidatura, alguien en la Casa Rosada pensó en Carlos Heller, vicepresidente de Boca entre 1985 y 1995, y hoy con una banca en el kirchnerismo. “Siempre he dicho que desde la AFA se pueden hacer cosas interesantísimas y, si alguien me lo propusiera, lo pensaría, pero no estoy en campaña”, expresó acerca de los rumores.
El Gobierno cambió el esquema del fútbol a partir de 2009, con la intromisión del Fútbol para Todos. Los torneos de la temporada que está por comenzar cuentan con el sello del kirchnerismo y una pretendida etiqueta: la federalización.
Mientras, el grupo Happening (nombre del restaurante donde se reunían opositores a Grondona) relanzará la idea de postular a Fernando Raffaini para ganar lugar. “No pretendemos que sea presidente”, se sinceró uno de los integrantes de ese espacio. Aspiran a mirar y revisar los contratos. Ya sin el velo de Grondona.
(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.