San Isidoro, obispo y doctor. San Isidoro de Sevilla nació en Cartagena, España, el año 560. Versado en todas las ciencias, humanas y divinas, fue el hombre más sabio de su tiempo y la más bella figura de la España visigótica. Con él se formó una legión de escritores y miniaturistas que salvaron de la destrucción de los bárbaros los tesoros literarios y científicos de la antigüedad. En su obra maestra «Etimologías», recoge todo el saber de su tiempo. Sucedió a su hermano San Leandro como obispo de Sevilla.
Su otro hermano, San Fulgencio, también fue obispo, y su hermana santa Florentina fue abadesa de varios conventos. Murió el 4 de abril de 636. Fue canonizado en 1598 por Clemente VIII, y en 1722 Benedicto XIII lo proclamó doctor de la Iglesia. San Benito de Palermo Se lo denomina el Negro o el Moro, porque era hijo de padres africanos y esclavos. Nació en los alrededores de Messina, Sicilia. En su infancia guió los rebaños de su amo en los campos sicilianos. Habiendo conseguido su libertad, a los 25 años se hizo ermitaño y se estableció en el Monte Pellegrino cerca de Palermo. Más tarde ingresó en la Orden de San Francisco, en Palermo, donde desde cocinero llegó a ser el superior del convento. Murió en 1589.