Santa Eulalia de Barcelona Nació en Barcis, la actual Barcelona, España, siendo papa San Marcelino, durante las persecuciones a los cristianos iniciadas por el emperador Diocleciano. Durante las revueltas que se desataron a causa del decreto imperial, que obligaba a todos los ciudadanos a adorar a los dioses romanos y al emperador, los padres de Eulalia decidieron esconderla en una casa de campo en las cercanías. Pero a pesar de ser apenas casi una niña, Eulalia se daba perfecta cuenta de lo que pasaba, y siendo cristiana convencida no podía dejar de mostrar su desacuerdo.
Entonces escapa de la casa en la madrugada, y se dirige directamente a la ciudad, para enfrentar a las autoridades del Imperio. Por su corta edad, al principio los oficiales romanos no la toman en serio, hasta que, desafiante, le escupe en la cara al gobernador Daciano, espetándole lo injusto de la persecución contra los cristianos. De inmediato es apresada y sometida a crueles torturas. Se dice que al morir la santa, se desató una tormenta de nieve tan fuerte como no había sido vista nunca antes, y que de su boca salió su alma bajo la forma de una inmaculada paloma blanca.