Un poco de amor francés (al teatro)

Un poco de amor francés (al teatro) El representante de la Comédie-Française, que se presenta en Buenos Aires, revela el apoyo que le brinda el Estado galo a la compañía oficial, donde un actor debe ganar lo mismo que un profesor universitario. Un poco de amor francés (al teatro)

Olivier Giel es el delegado general de las producciones en el exterior de la Comédie-Française. Proviene de una familia de actores, por lo cual el teatro es su vida, pero sorprende cuando confiesa su formación universitaria. Egresó con tres títulos, de etnología, letras y teatro de la Universidad de la Sorbona y se enorgullece de haber tenido como profesor al investigador Patrice Pavis. “Cuando era joven –dice en un muy claro francés– mientras estudiaba atendí la boletería. No me ocupo de la parte contable, mi mundo es más teatral.”

Aquí la Comédie-Française presenta tres espectáculos. Desde el jueves está sobre el escenario de la sala Martín Coronado del teatro San Martín con El juego del amor y del azar de Marivaux, dirigido por Galin Stoev. También harán tres funciones en la Usina, primero será un montaje –3 de octubre– de la correspondencia entre René Char y Albert Camus. Después se presentará La enfermedad de la muerte de Marguerite Duras (5 y 6 de octubre).

—¿Qué presupuesto les da el Gobierno?
—La subvención del Estado cubre el 60% de los gastos. Hace diez años teníamos el 80%, pero desde la crisis debió descender, incluso antes del presidente Sarkozy. La Comédie- Française es uno de los cinco teatros nacionales franceses junto con el Odeón, de la Colina, el de Chaillot y el de Estrasburgo, en las afueras de París.
—¿Y el precio de las entradas?
—La general es de veinte euros (N.d.R. aquí será de $ 140), pero tenemos muchos descuentos, para jubilados, estudiantes y desocupados. Hay funciones durante toda la semana, incluso los lunes: ese día entran gratis los menores de 26 años. Hay sesenta actores y hacemos treinta producciones en el año, con tres salas, y la de mayor capacidad hace nueve funciones semanales, haciendo dos los sábados y los domingos, aunque puede no ser del mismo espectáculo. Nuestro calendario va desde el 15 de septiembre hasta el 31 de julio.
—¿Cuánto gana un actor?
—Es complicado dar un número exacto, pero va en paralelo con el sueldo de un profesor universitario de la educación nacional (3.800 euros). Si no trabaja, se le mantiene ese sueldo, pero si hace función se le da 100 euros por representación y esta cifra aumenta cuando sale al exterior. Este plus se llama “fuego”, ya que la tradición viene desde el siglo XVIII, cuando a los actores se les daba de regalo un caldero para que calentaran sus casas, como forma de reconocimiento. A fin de año, los actores se reúnen como cooperativa y reciben un porcentaje de los beneficios.  Después de cubrir el 50%, el Estado les entrega la diferencia a ellos. En realidad, hay una sociedad privada, como la que tenía Molière con su compañía, más el apoyo del Estado nacional.
—¿Qué le aporta esta sociedad privada?
—Todo lo artístico. Esta sociedad está integrada por los propios actores. El signo de la Comédie-Française muestra dos arcos que se unen, son fuerzas contrarias; así se resume el eje de la existencia de esta compañía, que demuestra un perfecto equilibrio, entre la subvención del Estado y el aporte privado. Esta última está integrada por mecenas franceses, sponsors que se interesan por la cultura y entregan mensualidades fijas para sostener a este teatro.

 

La odiosa comparación

Aunque Olivier Giel, muy diplomáticamente, esquivó varias veces dar números, se conoce que el presupuesto anual que maneja la Comédie-Française es de 36 millones de euros. Estrenan treinta espectáculos, realizan ochocientas cincuenta funciones anuales y cuentan con un elenco estable de sesenta y dos intérpretes, más 450 empleados. Entre los directores invitados que ostentan figuran Giorgio Strehler y Darío Fo.

El teatro Complejo Teatral de Buenos Aires (que comprende las tres salas del San Martín, más los teatros Alvear, Regio y de la Ribera) cuenta con dos elencos estables (bailarines y titiriteros) que suman 56 artistas, más 1.200 empleados. El presupuesto es, por decirlo de algún modo, más modesto.

El misterio de cómo se puede formar parte de la Comédie-Française lo revela Olivier Giel: “Durante dos años se le da un curso, y mientras trabaja como intérprete en alguno de los espectáculos y cobra un sueldo. No hay la exigencia de un título, pero casi todos llegan de otras compañías, con estudios teatrales previos”.