A 17 años del asesinato de Flavia Schiavo el crimen sigue impune

El 10 de junio de 1999, Concepción del Uruguay Entre Ríos, amanecía sorprendida con la muerte tras desaparición de Flavia Schiavo. Jamás hubo un culpable o una condena que sirviese para llevar un poco de justicia al caso de la malograda jovencita. Una sociedad sumisa y desinteresada, las esferas de poder y la connivencia judicial lo hicieron posible.

 Hay crímenes sin culpables tras las rejas, o con simples condenas para terceros en cuestión y sin los verdaderos culpables en cana. Eso sucedía en otros lugares, lejos de acá. Hasta el frío junio de 1999 cuando la Histórica despertó su más triste faceta de ciudad donde el poder articula y maneja las fuerzas de seguridad y la justicia mientras la sociedad mira perpleja, casi desinteresada.

El hecho

El 10 de junio de 1999 temprano la familia Schiavo amanecía y su hija Flavia, de tan solo 21 años, salía en su moto Daelim azul que había comprado luego de trabajar como mensajera rumbo al barrio Vicoer para realizar cobranzas y pagos en la zona céntrica para vecinos a los cuales tenía como clientes personales. Nunca más volvió.

Al pasar el mediodía y no tener noticias de la joven la familia empezó a preocuparse, y esto fue acrecentándose con el correr de las horas y no tener novedades de vecinos o amigas. Al regresar de su trabajo en una escuela de Caseros, su madre Elida Corazza, realizó la exposición policial junto a su marido, Luis Schiavo, y empezaron su búsqueda por distintos lugares de la ciudad.

Las fuerzas de seguridad pensaron que era un hecho más de una sociedad tranquila y que pronto aparecería la joven, por lo que la búsqueda era más importante e incesante de parte de la familia que desde la propia policía. Lamentablemente en horas de la mañana del sábado 12 se encontró el cuerpo mutilado de Flavia en el Parque de la Ciudad. El final inesperado se abalanzó como una pesada realidad y dejó en shock a la familia y llenó de preguntas a la sociedad uruguayense. Nadie lograba salir del estupor.

Sin justicia

Posteriormente llegó el momento de la búsqueda de pruebas, la cancha embarrada, la participación de peces gordos del poder político local, la corrupción y la droga. Lo peor del bajo mundo con guantes blancos uruguayense estuvo relacionado pero sin poder jamás demostrarse nada al respecto.

Hubo una serie de detenciones, muchas mentiras, confusión y el resultado final de un juicio que tuvo condenas para terceros por el robo, desguace y desaparición de la moto. Pero nada para los posibles asesinos. Ni siquiera fueron encontrados.

El 17 de octubre de 2011, tras reabrirse la causa, la Justicia no solo que no aportó nada nuevo más allá de lo obtenido por la Querella, sino que absolvió a Oscar Ventos, Martín Coronel, Juan Martínez Villa, Alejandro Díaz, Pedro Miguel Scelzi, Julio Figueroa y Marcela Alvarez.