El sindicalista recibio un club en ruinas, y sin embargo incorpora jugadores por una fortuna. ¿magia, genialidad o negocios dudosos?
La poderosa Coca-Cola se ha impuesto como la bebida más vendida en todas las ciudades del mundo. En el único lugar que perdió ante la gaseosa local fue en Perú. La Inca Kola ganó los paladares de los peruanos, con su color amarillo y su gusto a chicle. Cuentan Marco Avilés y Daniel Titinger en el libro El Imperio de la Inca que Coca-Cola echó a los gerentes de marketing de Lima y revisó todas las estrategias. Todas. Hasta que al final sacó su billetera. Los peruanos siguen prefiriendo la Inca Kola, ahora un producto fabricado por Coca-Cola.
En el libro La historia negra de las aguas negras se denuncian extorsiones de la empresa a sus trabajadores, fraudes de sus directivos y chantajes a gobiernos. Pero el gigante, que jamás reveló la fórmula de su producto, se convirtió en un David cuando tuvo que negociar con Hugo Moyano, el señor de los camiones. Si Coca-Cola no ponía la plata que le exigía Independiente para el sponsoreo del estadio, podía sufrir las consecuencias. Por ejemplo, que sus botellas no salieran de la planta.
“Es Moyano. No es River ni Boca. Le estamos sacando el jugo a las piedras. Ahora Coca-Cola paga siete veces más que antes”, se jacta en off un miembro de la comisión directiva ante PERFIL.
En efecto, Independiente espera cerrar un vínculo con la multinacional por 15 millones de pesos.
Plata dulce. Los ingresos proliferaron con la nueva gestión. Hasta se podría emular a una publicidad de tarjeta de crédito para explicar al club que no deja de sorprender por sus números: Banco Ciudad, 13,3 millones de pesos por año. Oca, casi 30 millones. Puma, 36 millones. Audifarm Salud, 5 millones. Scienza, 5 millones. Polacrin, 1,5 millón en pintura. La venta de abonos por platea alcanzó una cifra récord y hay en carpeta más acuerdos a punto de cerrarse. Ser el equipo del fútbol argentino con mayor pasivo y reforzarse como ningún otro no tiene precio. Para todo lo demás, existe el clan Moyano.
Si bien Pablo, uno de los hijos de Hugo, dijo que la plata proviene de los sponsors, en el mundo Independiente algunos tienen sospechas de cómo se consiguen los ingresos. El rojo del Rojo es indisimulable, aunque el maquillaje oficial intente mitigarlo: “Estamos negociando la moratoria de los 120 millones que le debemos a la AFIP y los 80 millones que le adeudamos a la AFA. Con eso bajaríamos ostensiblemente nuestro pasivo”, dice el hombre de la dirigencia que no quiere revelar su nombre. En cambio, Cristian Ritondo, vocal de la CD, le explica a este medio: “Mejoramos los contratos de los sponsors y achicamos el plantel lo máximo posible”. Es cierto que Independiente rescindió el elevado contrato de Federico Insúa y apartó a Rolfi Montenegro, que aún sigue en el club. Pero contrató futbolistas por casi 90 millones de pesos.
Camioneros. Hugo Moyano apenas va una vez por semana a la sede de Independiente. Un contraste abismal con lo que revela Raúl Gámez: “Estoy doce horas por día en el club”, le dijo el presidente de Vélez al portal Canchallena. La brecha se achica si se toma como referencia la otra sede de Independiente: la mutual de Camioneros.
Desde que Moyano es el presidente del club de Avellaneda, reuniones de comisión directiva y hasta firmas de contrato de futbolistas se realizan en el sindicato. No es el único aporte. Camioneros es el aval de los pases en el caso de que Independiente no cumpla con los compromisos firmados.
Incluso intendentes de los predios del club y algunos nuevos empleados son del sindicato de camioneros; de ahí, por supuesto, salen esos sueldos.
La empresa de caudales Macco también fue invitada por Moyano para colaborar con la causa Independiente. Desde sectores de la oposición aseguran que la transportadora aportó 500 mil pesos al club, además del pago de numerosos cubiertos en la famosa cena celebrada el año pasado en el predio de La Rural, donde Bebote Alvarez, uno de los más beneficiados del nuevo modelo, ganó una subasta. Siempre, todo, a nombre de Independiente.