Las estadísticas colocan a los accidentes de tránsito como el mayor causante de muertes en el país. En la insoportable siesta del martes pasado, un camión municipal embistió la cabecera del Puente Fierro y en el accidente murió una joven de 26 años. Iba cargado de operarios cuya formalidad laboral resulta indefendible, pero que se ha
transformado en normal, en nombre de una inclusión que padece estas excepciones. Siempre el hilo se corta por lo más delgado. Tanto es así que ante una tragedia absolutamente evitable, el funcionario municipal responsable del área, Marcelo Gay Balmaz no se animó a decirle a los medios periodístico, si los más de veinte trabajadores transportados en la caja de un volcador destinado a la recolección de ramas y basura, eran empleados municipales.
Su principal objetivo fue centrarse en que todo el mundo sepa que las víctimas eran asistidas por la comuna, cosa desmentida por los propios damnificados, muchos de los cuales que le vieron la cara recién, esto es, dos días después de ocurridos los hechos. No es el único funcionario municipal que necesita compañía para arrimarse a un barrio pobre, o humilde, como les gusta mencionar a ciertos aprendices del manual de su abanderada. ¿Cuántos minutos hubiera durado en su sillón, si la intendente de Concepción del Uruguay hubiera sido Evita?.
Pregunta cuya respuesta todos conocemos, pero ciertamente de imposible comprobación. Lo que ahora aparece difícil de explicar, como que por unos 800 pesos, pagados en negro, la comuna asegure el destino una parte de la basura, fue denunciado por periodistas y dirigentes políticos y sociales, desde las páginas de algunos diarios, claro, desde el inicio mismo del sistema de cooperativas sociales. Cuando la justicia termine de dilucidar responsabilidades, todo el mundo aceptará lo que se sabe sobradamente, pero ya será tarde. En el ínterin, alguien ya habrá encontrado alguna solución para que no pase nada, pero ya pasó todo. En una ciudad de reflejos perdidos, será posible aún que alguien muera porque otro no hizo lo suficiente. Pero el veredicto es inexorable. Cuando a la acción política se le ven las piolas, la mano, se sabe, no alcanza para tapar el sol.
Paritaria precoz
Por primera vez en muchos años los gremios estatales y el Gobierno entrerriano se reunieron a discutir salarios en el mes de enero. La novedad no alcanzó para festejos, pero es, sin duda, una pauta de que el Ejecutivo no quiere sorpresas durante este año. Como se sabe, será 2014 un escenario donde se conviertan en opciones reales las aspiraciones de algunos, en el marco de una gran Primaria Peronista, que tiene entre sus ingredientes una buena porción de la paritaria que hoy se discute. En algunas organizaciones, entre ellas ATE y UPCN, la sintonía política con el Gobierno les ha traído serios inconvenientes con sus bases, pero suceden que las opciones dentro del sindicalismo se debaten también como una interna peronista.
Jorge Busti, por ejemplo, tiene innegables lazos con la conducción de las cuatro centrales de ATE que en Entre Ríos, están enfrentadas con la mesa central de conducción. Concepción del Uruguay es una de ellas. Así las cosas, el salario de los trabajadores, que hoy son potestad de Sergio Urribarri, pueden pasar al terreno de Busti, en caso que la suerte cambie de rumbo. Con ello, la solución del problema real, que son las abultadas cifras que el Estado paga en negro, correrán la suerte del presupuesto. Cabe recordar que Busti, tres veces gobernador de esta provincia, gobernó los últimos dos períodos con la Ley de Emergencia como fuente de financiamiento, inaugurando los conceptos no remunerativos, un eufemismo para no incorporar salario al básico, estrategia de la cual no se ha podido salir.