Por qué los diseños tradicionales de los seleccionados no se corresponden con los colores que forman su bandera,
Luciano Wernicke
Los diseños de la mayoría de las camisetas titulares de las selecciones que participan de la Copa del Mundo de Brasil 2014 están inspirados en los colores de la bandera de cada nación. Pero hay excepciones, algunas muy curiosas.
A pesar de que la bandera de Uruguay tiene cuatro franjas azules, cinco blancas y un sol dorado, la remera que identifica su selección de fútbol es celeste. Si bien ésta no fue la tonalidad original -las primeras casacas habían sido blancas, azules, y hasta albiazules, a franjas verticales al estilo de la argentina- el color se impuso por un éxito deportivo: el 10 de abril de 1910, River Plate Football Club de Montevideo (institución desaparecida en 1925) venció a Alumni, el club argentino más poderoso de esa época. Este triunfo adquirió dimensiones de gesta patriótica en la margen oriental del Río de la Plata y, como esa jornada River utilizó camisetas de color celeste (la “titular” era albirroja a bastones verticales, idéntica a la de su rival de ese día), esta tonalidad fue abrazada para siempre como el distintivo nacional.
La camiseta naranja de Holanda, en tanto, es de una tonalidad que tampoco figura en su bandera, que combina el azul, el blanco y el rojo. El naranja identifica a la “Casa de Orange”, la familia real holandesa.
Algo similar sucede con Italia, cuya bandera es verde, blanca y roja (diseño aportado por Napoleón Bonaparte en noviembre de 1796 a un cuerpo de voluntarios lombardos que se incorporaron al ejército francés), pero su selección viste de azul. Cuando el equipo peninsular jugó su primer encuentro internacional, en 1910, reinaba en ese país la “Casa de Savoia”, cuyo color característico era, precisamente el “azzurro”.
El caso de Alemania no es “real”, sino histórico: el blanco identificaba a la antigua Prusia. Los germanos también solían usar como tonalidad alternativa el verde con vivos blancos, como en la final de México ’86 ante Argentina. Esa combinación identifica a la Federación Alemana de Fútbol, que los tomó de la misma cancha: el verde, del césped; el blanco, de las líneas de cal.
Hay más países que también se envuelven en colores que no representan a su bandera: el azul de Japón responde a la filosofía nipona de adorar el cielo y el mar, pero esconde además la necesidad de distinguirse del rojo de Corea del Sur y China.
El amarillo dorado con pantalón verde de Australia tampoco figura en su pabellón oficial, es azul con seis estrellas blancas, y una pequeña bandera británica en el ángulo superior derecho. El uniforme deportivo fue diseñado en base a la flor nacional, el zarzo dorado, que con sus hojas verde oscuro crece en bosques y selvas del sur del país.