La infidelidad provoca dolor, pero no tiene por qué ser el fin del matrimonio

Pocos problemas maritales causan tanto dolor emocional y desolación como la infidelidad, que socava la base misma del matrimonio. Sin embargo, cuando ambos cónyuges están comprometidos a lograr una recuperación auténtica, la mayoría de los matrimonios sobrevive, y muchos se fortalecen y logran un nivel de intimidad más profundo. La infidelidad no es una situación única claramente definida, y lo que se considera infidelidad varía según la pareja e incluso entre las partes de una pareja. Por ejemplo, ¿una conexión emocional sin intimidad física se considera una infidelidad? ¿Y las relaciones por internet? Cada persona y cada pareja tienen que definir ellos mismos qué supone una infidelidad en el contexto de su matrimonio, sugiere un artículo publicado por la prestigiosa clínica estadounidense Mayo. Muchos factores pueden contribuir a la infidelidad, y la mayoría no están relacionados fundamentalmente con el sexo. Algunas de las razones frecuentes son las siguientes: Falta de afecto, Pérdida de cariño y aprecio mutuos,  Problemas de comunicación en relación con las necesidades emocionales y de pareja, Problemas de salud física, como dolor crónico o discapacidad, Problemas de salud mental, por ejemplo, depresión, ansiedad, trastorno de déficit de atención, dificultades de aprendizaje o trastorno bipolar, Adicciones, como al sexo, al juego, a las drogas o al alcohol, Problemas matrimoniales no abordados que han empeorado con los años. Inicialmente, descubrir una aventura suele desencadenar emociones fuertes para los dos miembros de la pareja, como ira, traición, vergüenza, depresión, culpa o remordimiento. En este momento, suele ser difícil pensar con la claridad suficiente para tomar decisiones a largo plazo. Considera lo siguiente: No tomes decisiones apresuradas. Si crees que podrías hacerte daño físico a ti o a otra persona, busca ayuda profesional de inmediato. Dense espacio uno al otro. Descubrir una aventura siempre es una situación dura. Es probable que tengas un comportamiento errático o anormal mientras intentas procesar lo que sucedió. Procura evitar las discusiones emocionalmente intensas cuando inicies el proceso de sanación. Busca apoyo. Puede ser útil compartir tu experiencia y tus sentimientos con amigos de confianza o seres queridos que pueden brindar apoyo, aliento y compañía en tu camino hacia la sanación. Evita a las personas que suelen ser sentenciosas, críticas o tendenciosas. Algunos líderes espirituales están capacitados y pueden ayudar. Considera la posibilidad de visitar, individualmente o con tu pareja, a un terapeuta familiar y matrimonial experimentado y capacitado. Tómate el tiempo que necesites. Aunque tengas un deseo muy grande de comprender qué pasó, evita indagar en los detalles íntimos de la aventura al principio. Hacerlo sin ayuda profesional podría ser perjudicial. Recuperarse de una aventura será uno de los capítulos más difíciles de tu vida. Este desafío conlleva mucha ambivalencia e incertidumbre. Sin embargo, a medida que reconstruyes la confianza, admites la culpa, aprendes a perdonar y solucionas las diferencias, puede profundizar y fortalecer el amor y el cariño que todos deseamos.

Toma estas medidas para promover la sanación: No tomes decisiones. Esta no es una decisión para tomar en el momento más álgido de las dificultades emocionales. Antes de decidir si seguir o terminar tu matrimonio, tómate el tiempo de sanar y comprender qué hubo detrás de la aventura. Buscar ayuda profesional con un terapeuta especializado en terapia matrimonial puede ser invalorable. Aprende las lecciones que podrían prevenir futuros problemas.

 

Asume tus responsabilidades. Si fuiste infiel, asume la responsabilidad por tus acciones. A pesar de que sea difícil, es importante que pongas fin a la aventura y suspendas cualquier interacción o comunicación con la tercera persona. Si la aventura fue con alguien del trabajo, limita el contacto estrictamente a lo laboral o busca otro trabajo. Obtén ayuda de diferentes fuentes. Busca la ayuda de amigos que no te juzguen y te comprendan, de líderes espirituales con experiencia o de un terapeuta capacitado. No todos los libros de autoayuda son útiles. Solicita bibliografía adicional a un profesional. Consulta con un terapeuta matrimonial. Busca la ayuda de un terapeuta con licencia que se especialice en terapia matrimonial y que tenga experiencia en casos de infidelidad. El asesoramiento psicológico matrimonial puede ayudarte a poner la aventura en perspectiva, identificar los problemas que puedan haber contribuido a la aventura, aprender a reconstruir y fortalecer tu relación y evitar el divorcio, si ese es el objetivo de ambos. Evalúa también la posibilidad de pedirle al terapeuta que te recomiende material de lectura sobre el tema. Si ambos están comprometidos a sanar su relación a pesar de todo el dolor y sufrimiento que pueda haber, la recompensa puede ser un nuevo tipo de matrimonio que continuará creciendo y probablemente superará cualquiera de las expectativas previas.