La marca de la gorra

p2 22-12César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, es ahora Teniente General y también Jefe del Ejército. Pero en la interna del Edificio Libertador y en la cocina de El

Palomar, ésta es sólo la corona del iceberg. Milani maneja la inteligencia del Ejército y, con el nombramiento del nuevo jefe de la Casa Militar, el área ocupa cada vez más espacios de poder dentro de la fuerza. Se acrecienta así, con el guiño del entorno de la Presidenta, la influencia de Milani, que además de retener en sus manos la Dirección General de Inteligencia real, ha colocado varios hombres de esa especialidad en puestos estratégicos dentro de la fuerza.

Además de la designación del teniente coronel Agustín Marcelo Rodríguez, que con 43 años será responsable de la seguridad de la Presidenta, provienen también del área de Inteligencia el secretario general del Ejército, coronel mayor Roberto Scorzelli, y el flamante director del área de Personal y Bienestar, general de brigada Gustavo Motta, pieza clave en las designaciones dentro de la fuerza. Sobre la movida presidencial nos son pocos los que han cabresteado esta semana. Todos ante un inevitable off side ante propios y extraños, claro.

Horacio Verbitsky, junto a otras plumas ilustres del entorno kirchnerista, como el titular de la Biblioteca Nacional, Horacio González, salieron a mostrar su disconformidad con la estrategia de Cristina Fernández. En lo interno del peronismo entrerriano, sin embargo, la señal es claramente otra. Muestra que la primera dama no sólo puede manejar la plata de la caja coparticipable y enviar a todos a una hoguera pública, sino que también intervendrá lo que haya que intervenir para mantener a resguardo el redil.

No podía terminar bien
El titular del Ministerio de Comunicación y cultura, Pedro Báez, admitió en las últimas horas que fue un error valorar el proyecto sobre redes sociales. Si bien se trata de una declaración ciertamente ambigua, el hecho de considerar que el proyecto colisiona con las políticas públicas en materia de libertad de expresión del gobierno, es toda una definición. Si, como dice ahora Báez, hubo un error de juicio al valorar el proyecto de resolución presentado por el diputado Rubén Almará con el objetivo de regular el uso de Internet y de las redes sociales en casos de conmoción social, la demora en la reacción se parece más a la derivación del resultado de una encuesta, que a un análisis concienzudo de un tema sobre el cual no debería observarse la más mínima fisura.

El funcionario cuestionó la naturaleza anárquica que dinamizan las redes y pidió a los ciudadanos responsabilidad en el uso de las mismas sobre todo en momentos de convulsión, tras lo cual solicitó que en caso de detectarse conductas que inciten a alterar el orden público, a la violencia, al robo o al desconocimiento del orden democrático, documenten dichas intervenciones para voluntariamente ponerlas luego a disposición de la Justicia.

La UCR sigue sin reaccionar
La iniciativa política, aún en tiempos de retroceso como el actual, la sigue teniendo el oficialismo. Una ciudad en la cual se producen cortes de energía producto de la desidia de años de desgobierno; donde los problemas de provisión de agua potable afecta a miles de vecinos y a contaminación se regodea en un basural donde se arrojan residuos del Hospital y las clínicas, sin ningún tipo de tratamiento, el principal partido de la oposición no ha podido aún sobreponerse al golpe recibido en las Legislativas de octubre. El peronismo, habiendo perdido en todo el país, se quedó con el triunfo mediático y la dirigencia radical, con los diplomas del 83, bien ganados, pero ya obsoletos.