Los protegidos del rey Messi

El Negro Dolina tiene una teoría: un equipo de amigos es imbatible. Lo escribió alguna vez en una de esas crónicas de pulpo y potrero que describen como ninguna los códigos del fútbol barrial. Por eso, dice el Negro, cuando él era un pibe y le tocaba armar un equipo para un picado no seleccionaba a sus compañeros por sus condiciones deportivas sino por el grado de amistad.
Un equipo de amigos, insiste Dolina, es imbatible. Y justifica todo con una definición, con una declaración de principios: es preferible perder con amigos que ganar con desconocidos. La amistad por sobre el resultado es la máxima dolinesca que bien podría aplicarse a la Selección nacional. Esto es: jugadores que no rinden, o rinden poco, o rinden con intermitencias, o hace mucho que no rinden, pero eso sí, son amigos.

Con una ayudita de mis amigos. Sergio Agüero la rompe en el Manchester City inglés. Angel Di María anda muy bien en el París Saint-Germain francés. Pero con la camiseta celeste y blanca están en deuda hace mucho tiempo. Demasiado. Hay que apelar a la memoria para recordar algún partido en el que el Kun haya sido desequilibrante o que el Fideo se haya puesto el equipo al hombro. Y son jugadores que los convocan para eso, para marcar la diferencia.

Di María se perdió las últimas finales que jugó Argentina. Tres finales, tres lesiones: así de coincidente fue todo. Llegó a reconocer que estuvo a punto de renunciar a la Selección y que las frustraciones casi lo mandan al psicólogo. Al final evitó el diván y siguió.

Agüero llegó en una pierna a la final con Alemania en Brasil 2014. Al año siguiente, levantó: en la Copa América 2015 convirtió tres tantos en cinco partidos y fue el goleador del equipo. En la Copa América Centenario que se disputó hace cuatro meses en los Estados Unidos, volvió a ser el Kun irregular de los últimos años.

En el repaso por los momentos más destacados de la Selección en los últimos años, aparece alguna salvada de Mascherano, una gran atajada de Romero, los goles que se perdieron Rodrigo Palacio y Gonzalo Higuain, chiches de Messi, por supuesto, y poco más. Agüero y Di María no salen en ninguna foto.

Puntos de encuentro. El avión procedente de Inglaterra llegó a Lima con cuatro jugadores argentinos. El Patón Bauza, en realidad, había convocado a cinco de los que juegan en la Premier para el partido del jueves ante Perú. Pero del avión sólo bajaron Otamendi y Zavaleta, del City, y Rojo y Romero, de United. ¿El ausente? El Kun Agüero. Ocurrió que cuando planificaron los viajes, la idea era que el Kun viajara a Barcelona para reunirse con Messi y desde ahí los dos compartieron el vuelo a Lima. Al final, Leo se lesionó y se quedó en España, pero Agüero ya tenía el recorrido armado y lo respetó.

Ese vínculo es inquebrantable. Si hay dos jugadores que Messi considera amigos, o por lo menos sus mejores amigos dentro del plantel argentino, son precisamente Agüero y Di María. Ahí se podrían encontrar argumentos para responder a interrogantes que dentro de la cancha no tienen respuestas.

Lo dice Dolina: un equipo de amigos es invencible. Aunque a veces ocurre que no, que las cosas no salen como se planearon, que algo no funciona como debería y se pierde una final, y otra, y otra. Entonces la ecuación cambia. Lo verdaderamente invencible no es un equipo de amigos, lo verdaderamente invencible es la amistad.

 

(Fuente: Perfil)