“No tengo competencia en lo mío”

“No tengo competencia en lo mío” En su regreso al Gran Rex con Aliados, la productora-guionista y directora dice que la televisión es una estructura muerta,  y que no cree en el rating. Sostiene que lo que más le importa es la mirada de sus nietos y confiesa que todo el tiempo piensa en su hija Romina. “No tengo competencia en lo mío”

Cris Morena ha vuelto, por ahora sólo en 17 shows durante dos semanas, al Gran Rex. ¿La emociona ver otra vez un teatro lleno, ahora por su Aliados, el musical, la expansión del programa de Telefe, Fox y online con que Morena volvió a la ficción y que relaciona con Game of Thrones (Morena: “Game of Thrones me encanta porque es mi estilo. Es un estilo medio fantástico, a mí me encanta contar cuentos. Toca temas muy profundos desde un lugar muy especial. Es la guerra de los dioses. Me encanta eso.”). “Me sigue emocionando un teatro vacío más que un teatro lleno. El Gran Rex es el teatro de mis amores. Acá hice las cosas más lindas de mi vida”. Pero sabe que “llenar dos salas de 3.200 personas, en este momento del país es importante”. Morena, hada madrina televisiva de varias generaciones, sabe también que “estamos con unos problemas en el país bastante difíciles, y lo primero que se recortan son los gastos extras, las diversiones y todo eso. Aparte la verdad es que tampoco salió nada nuevo que mueva al público”. Por eso Aliados, en el teatro y en la TV y web, quiere ser eso: un show anclado en los libros, que va de Walt Whitman a El alquimista, mientras usa tecnología state of the art y los actores (todos ellos, Peter Lanzani, Oriana Sabatini y demás aliados) cantan en vivo, un show con 300 horas de ensayo. Morena insiste: “Es un momento raro para todo: para el teatro… para todo”.
—Ya hablaste sobre por qué el teatro está teniendo problemas, y apuntaste a lo económico, pero como parte de la TV ¿por qué creés que bajó el encendido?
—La televisión es una estructura muerta. Ya está.
—¿Muerta?
—La televisión abierta no existe más en el sentido de ser un momento donde la familia se une frente al televisor. Mis nietos ven por celular Aliados. Les digo: “Pero es chiquito el celular” y me responden que les gusta así. La TV dejó de ser el lugar de reunión de la familia para transformarse en un objeto más de la casa, como puede ser el microondas. Los proyectos de televisión se hacen con bastante mala
calidad…
—¿Ves mala calidad en la televisión?
—Yo tuve una televisión maravillosa. Aliados es grande, con sets grandes, pero es así porque me he peleado con todos para lograr lo que quiero. Avasallo directamente. La verdad es que lo que yo hago no está en nuestra televisión. No tiene lugar acá. Sí afuera. Hoy la televisión abierta en el exterior tampoco existe. Los cables son los que mandan. Todo está mutando a una velocidad tan grande que quien no crea en eso va a perder. Por eso aposté a la web, y fue una apuesta buenísima: a mí no me importan los ratings, sobre todo porque la mitad del programa se veía en internet. El verdadero rating es la gente que compra las entradas, que consume tu producto y que quiere al programa.
—¿Te duele el rating que tuvo “Aliados”?
—La verdad que no. La fe está en lo lúdico, en poder contar esta historia. Y sigue siendo eso. Aliados salió de mi alma. Puede sonar tonto: pero acá el negocio es para Time For Fun. Como autora me va bárbaro, pero no es mi tema. Yo no me fijo lo que está haciendo el de al lado, yo ya sé dónde voy. Si tengo rating bárbaro, y si no, lo verá el que lo tenga que ver. Eso fue siempre así en mí. No trabajo como los programas de acá, que empiezan, hacen tres capítulos y si el de al lado puso una vedette, lo cambian. No me interesa la competencia. No tengo competencia en lo mío. No estuve yo y no surgió nadie que tuviera nuevos actores. Somos un semillero importante. Y hoy tenemos a 12 artistas que cantan en vivo. Todo en vivo.  
—¿No te interesa hacer ficciones para los adultos?
—No es que no me interese: yo hice Amor mío. Me aburro con los adultos. Porque tienen muchos clichés, tienen muchos preconceptos. Mucho juicio sobre todo.
—¿Cómo vivís hoy lo horrible que te pasó? (la muerte de su hija Romina).
—No, horrible no. Es una ausencia. Hacia otros espacios, adonde vamos todos, hacia la luz. Bueno, algunos van para otro lado. Se transita. Se confía. Yo tengo una seguridad de que ella, Romina, está. Y me siento con ella y es mi faro, mi rumbo, es todo. Y además me da señales claras de que está y me sostiene. Aliados es el programa de ella. Yo soy la máquina, ella es la maquinista.
—¿Pensás mucho en ella?
—Todo el tiempo. Permanente. Ella está mucho más ahora que antes. Antes me podía pasar tres días sin hablar con ella, y ahora mi vida es estar pensando no sólo en ella, sino en pensar en el otro mucho más.
—¿Cambió tu relación con la religión?
—Yo no soy de santos. Soy una persona espiritual. Y creo mucho en lo que digo, no estoy cameleando. Lo he demostrado a lo largo de muchos años de carrera. Las religiones me dan igual. No creo mucho en los sistemas del mundo. De ninguna clase. Los sistemas establecidos.
—¿Qué es la responsabilidad hoy?
—Una palabra importantísima como la integridad, como la confianza. Yo soy una persona híper responsable. En mi vida, en mi trabajo, en todo. Nací así. Es mi carácter. Soy responsable y perseverante. Son dos temas míos.
—¿Seguís enojada con Florencia Bertotti?
—No tengo ningún problema. Nunca estuve mal con ella. Ella cometió un error. La veo maravillosa en la tele. Es una actriz increíble. Está haciendo Floricienta, te quiero avisar. Como Leo Calderone, el autor de Guapas, es también autor de Aliados, yo le tiro mil tips para Guapas, diez mil, porque yo hago todas esas cosas que hacen las mujeres. Vamos a comer y le digo “hacé diseño humano”, “hacé constelaciones” y después lo veo hecho en Guapas. Me encanta el programa.
—¿Y qué pensás de Violetta?
—No me interesa hablar de otros. Todo lo que diga no va a ser bueno para vos, tomado desde el mejor lugar. La respeto, me parece divina. La conozco mucho por Peter y es amorosa. Y me alegro muchísimo que le vaya tan bien. Yo había dejado un hueco enorme y ella, aunque es para chicos más chicos, tomó ese espacio. Pero es para chicos más chicos.
—¿Cómo ven tus nietos tus relatos?
—Mis nietos están muy orgullosos de mí. Y eso para mí es la mayor satisfacción. No me importaría nada el éxito, los teatros llenos, si mis propios nietos o mi hijo me dieran vuelta la cara. Me muero. Lo que más me importa en la vida en mi familia. Tengo una relación muy profunda con mis nietos. Todos la tenemos. Gustavo (Yankelevich), los tíos, todos. Creamos una contención muy grande alrededor de ellos. Y bueno, cada uno ocupa su rol. Su papá es su papá, yo soy su abuela. Y bueno, sí, a veces me da tristeza la ausencia de Romina. Todo niño necesita una madre. Eso no se reemplaza con nada en el mundo. Les tocó esto. Es lo que te toca.