Proponen incorporar poetas entrerrianas en la Plaza Columna

En la tradicional «placita de los poetas” de la ciudad, son reconocidos los grandes poetas entrerrianos, que fuimos conociendo en las escuelas, algún libro y los diversos encuentros culturales de nuestra región. Sin embargo, ninguna de las mujeres que nos han inspirado y enriquecido tienen homenaje.

La plaza de los poetas podría ser leída y considerada a la luz de las nuevas miradas de nuestra sociedad, donde las mujeres van ocupando otros espacios, antes negados, en que la voz de la mujer, de a poco, va siendo escuchada a volúmenes más altos, con oídos más atentos.

Creemos que es momento de que nuestras poetisas estén también en ese homenaje

Para hacer una elección respetuosa, representativa y significativa para las letras y para las y los ciudadanos tomamos ciertas referencias, las cuales implican el volumen de su producción; el alcance (provincial, nacional, internacional) de la misma; sus trayectorias dentro de la academia; los reconocimientos alcanzados por su obra. Y, fundamentalmente, el legado de su palabra.

Es así que llegamos a la selección de los siguientes nombres:
Ana Teresa Fabani, Emma de Barrandeguy, Marta Zamarripa, Gloria Montoya, Emma de Cartosio, Dora Hoffman, Susana Giqueaux, Coty Calivari.

Proponemos estos nombres porque pertenecen a mujeres que transitaron nuestras calles, que pasaron por las aulas que nos estaban esperando luego; son la sangre y la identidad de nuestra provincia. Entre ellas aparecen las primeras feministas de la zona; que escribieron para construir una nueva identidad de mujer; están también las que enriquecieron la formación docente en los institutos de formación de ambas costas de la provincia; están las que publicaron y conmovieron al país en su juventud y están las escritoras del pueblo, las de las puertas abiertas a los vecinos y las vecinas: letras, libros y mates disponibles.

Estamos profundamente convencidas de que estamos en el momento oportuno de que nuestras generaciones reconozcan y reivindiquen los nombres y las voces de estas y otras tantas mujeres, como símbolo de madurez social, y en vistas a una amplitud de sentido más justo para aquellas mujeres que seguirán escribiendo.

Respecto de la materialización de este homenaje, convocamos a una artista plástica y una arquitecta, para que contribuyan con su mirada especializada para estos fines.

Acordamos que, como ciudadanas, reconocemos que es más valioso inmortalizar a estas escritoras perpetuando sus versos más que sus rostros, ya que en esas líneas permanece su legado. Creemos seriamente que la construcción escultórica que plasme versos es infinitamente más productiva y educadora, socializadora de cultura, que un rostro, con un nombre, que puede diluirse en el tiempo.

Es por ello que nuestra propuesta viene a plantear la idea de que en la plaza se impriman sus nombres y algunos de sus versos, más valiosos, en cuanto a la estética y el mensaje que las representa; de modo que cada visitante de la emblemática plaza pueda acercarse a la lectura de nuestras escritoras.