Se cumplieron 72 años de la tragedia del Puerto Viejo

“En las últimas horas de la tarde del domingo corrió por toda la ciudad una noticia que causó un profundo sentimiento y dolorosa sorpresa en todos los corazones: En el balneario acababa de ocurrir un trágico suceso ocasionado por una violenta tormenta que repentinamente se desencadeno en la zona y cutas consecuencias no fue posible apreciar hasta horas más tarde.” De esta manera comenzaba el relato del diario “La Calle” del martes 18 de enero de 1949 y que titulaba “Honda repercusión tiene el trágico suceso del domingo. Testigos presenciales relatan el drama”.

En efecto, el domingo 16 de enero de 1949, la popular barriada del “Puerto Viejo” fue sacudida por un trágico acontecimiento ocurrido en las aguas del riacho “Itapé” en el que perdieron la vida reconocidos vecinos del tradicional barrio Uruguayense.

Esa jornada, hace setenta y dos años, era un clásico día de verano que al decir de la gente “no se movía ni una hoja” con alta temperatura lo que llevó a la población a buscar un “poco de fresco” en alguno de los tradicionales lugares de la ciudad de la época, el Balneario Municipal, la Isla del Puerto, La Toma de agua, el Faro (como se denominaba la playa aledaña a la Stella Maris) y arroyos cercanos donde se podía “darse una zambullida” para mitigar, en algo, la bochornosa jornada.

En aquellos tiempos, numerosas familias, elegían para estas calurosas jornadas la “isla de enfrente” (isla del Puerto) utilizando las numerosas canoas del “Club de Pescadores” (actual Parque Sur) o embarcaciones propias o particulares.

Alrededor de la media tarde, densos y negros nubarrones cubrieron la ciudad, haciendo presagiar una eminente tormenta clásica de verano, la que muchos ignoraron permaneciendo en el río, dado lo caluroso del día.

De improviso, se desató la tormenta de viento y lluvia, lo que provocó un fuerte oleaje en el río Uruguay y en el tranquilo “Itapé” el que se encrespó con una inusual marejada. En esas circunstancias, un nutrido grupo de vecinos del “Puerto Viejo” que se encontraban en la isla del Puerto, aproximadamente frente al astillero del MOP, intentaron “cruzar a tierra firme” en una embarcación propulsada por un motor portátil conducida por el Sr. Víctor Ventrice, quien era acompañado por Emilio González, quienes al notar que se avecinaba una tormenta habían comenzado a trasladar la gente a tierra firme.

Mientras intentaba poner en funcionamiento el motor de su embarcación, tarea que le insumió no más de 5 minutos, pero, en ese momento se levantó un fuerte viento que dejo al bote sin gobierno, a merced de la marejada, poco después la canoa se dio vuelta, lo que provocó su hundimiento con 13 personas a bordo de las que perecieron ahogadas seis personas, todas vecinas del Puerto Viejo.

Toda esta situación, que fue observada desde la costa del club “Pescadores”, lleno a todos de desconcierto, pero, al poco tiempo, salieron el club numerosas embarcaciones a tratar de socorrer a los infortunados bañistas, pero el fuerte viento y las olas dificultaron el salvataje, razón ésta por la cual fue tan alto el número de las víctimas. Numerosas personas que quedaron paralizadas ante lo que veían sus ojos, pero hubo otras que sin medir las consecuencias y poniendo en peligro sus propias vidas, se lanzaron en diversas embarcaciones al rescate de los náufragos que flotaban en la superficie del arroyo, destacándose José Cannoniero, quien se lanzó a las aguas en un bote a remo, los Señores Emilio González, Gaggino, Ventrice, Peoli y otros colaboradores anónimos.

Mientras tanto, entre las personas que habían caído al agua se producían escenas de terror, mientras alguno de ellos intentaba alcanzar la costa firme. La decidido, y valiente, acción de un grupo de particulares y sub oficiales del ejército que se encontraban allí hizo que el número de víctimas fatal no fuera aún mayor.

Pasada ya lo peor de la tormenta, en el balneario municipal se producían escenas desgarradoras, dónde de a poco iban confluyendo los familiares que quienes habían ido a pasar la tarde a ese sitio que buscaban a viva voz a sus familiares y amigos y el desconsuelo a medida que se iban conociendo el nombre de las víctimas fatales del trágico accidente. Efectivos de Gendarmería Nacional realizaron la búsqueda de quienes aún no habían sido encontrados, Finalmente se pudieron rescatar los cuerpos de las seis personas fallecidas, aunque se suponía que podían ser más ya que numerosos botes y embarcaciones menores se habían dado vuelta durante el temporal, cosa que afortunadamente no paso, publicó Historia y Turismo Facebook.

Las víctimas fatales de la más grande tragedia acontecida en el balneario Itapé fueron: María del Carmen Castromán (Tota) de 18 años, Marta Ramona Hoet de 21 años, María Teresa Etcheverría de 21 años, Adela Chiapella de 19, María Luisa Chiapella de 10 años y Miguel Fernando improtta, suboficial del ejército de 28 años de edad novio de Teresa Echeverría.

Además de los tristemente desaparecidos, en el bote viajaban, además de Ventrice y González, Susana García, una niña de apellido Kunle, un hermanito de Adela y María Chiapella, una hermana de María Castromán y la señorita Nelly Díaz, quien se salvó ya que se aferró a la embarcación hasta que llegó el señor Cannoniero y la subió a su bote. Kunle, una niña de tan solo 7 años se pudo salvar ya que tenía un vestido muy vaporoso que le permitió mantenerse a flote.

Escenas muy dramáticas se sucedieron mientras los cuerpos iban siendo entregados a sus familiares y durante el día fue incesante el desfile de familiares y amigos por las diferentes casas dónde eran velados los infortunados cuerpos. El dolor y el respeto de todo un barrio vio reflejado cuando, al momento del traslado de los restos al cementerio municipal, los comercios minoristas cerraron todos sus puertas.

De esta manera quisimos recordar y homenajear a los fallecidos en esta trágica jornada del verano de 1949, hace ya 72 años. Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Fuente. Diario “La Calle” del 18 de enero de 1949, Nuestro agradecimiento a la museóloga Ana Trípoli por hacernos llegar las imágenes del artículo citado.