Sociedad

DIOS ES VIDA
Domingo 18º durante el año » .. para quién será lo que has amontonado? » (Lc. 12, 13-21) Entre las tres grandes tentaciones que siempre han engañado al hombre, la del poder, del placer y del tener, esta última constituye una verdadera trampa para muchos, cuando se dejan atrapar por ella. La tentación del «tener», es decir de poseer riquezas y bienes, es una inclinación natural, ya desde la infancia, en que el niño tiende a apropiarse de las cosas («es mío») y también de las personas (los padres que se dejan manejar). Por eso Jesús nos enseña con toda claridad, mediante una parábola, que «aún en medio de la abundandancia, la vida del hombre no estáasegurada por sus riquezas». Esa fue la manera de pensar del hombre rico de la parábola, que buscó la manera de almacenar todas sus riquezas, para «darse la buena vida», y permitirse todos los placeres (la otra tentación). Hizo todos los cálculos de posibilidades e inversiones, pero no calculó que la vida se le acabaría algún día: «Tonto, esta misma noche vas a morir, y…¿ para quién será lo que has amontonado? Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios». La sociedad actual, lejos de ayudarnos a zafar de esta mentalidad «tonta», nos incita cada vez más al tener, al consumir, al comprar y tirar para comprar más, tener el último grito de la moda, en una palabra a vivir dependientes, pendientes de las cosas, hasta terminar por ser sus esclavos, invirtiendo su sentido; porque las cosas están para usarlas para la vida, y no que vivamos para las cosas. Así, por unos pesos más, no tenemos tiempo para dedicar a los hijos, al cónyuge, ni para nuestro propio bien cultural y espiritual, ni siquiera para Dios. Acumulamos pensando en nosotros, «pero no somos ricos a los ojos de Dios». Así, para el que no es sabio, el que es tonto, las riquezas se le tornan un lastre que le impide levantar vuelo en esta vida, y más en la otra. No nos llevaremos ninguna riqueza material a la otra vida… como dijo el Papa Francisco: «nunca vi un camión de mudanzas detrás de un cortejo fúnebre». La única riqueza que podremos llevarnos, es lo que hayamos dado a los demás, a los que necesitan lo que nosotros acumulamos para nadie… Ese es el único tesoro que nos quedará para la otra vida, lo que no acumulamos para nosotros. Será desesperante en ese momento abrir nuestras manos, y darnos cuenta, recién allí, que la única moneda que teníamos … es falsa. Estamos en el año de la Fe, pero a decir verdad, esto lo puede entender aún el niño más pequeño. Les deseamos la verdadera libertad y sabiduría de vida; Parroquia Santa Teresita.