Un clásico envión

Un clásico envión Después del celebrado triunfo ante Racing, soportó el dominio de Banfield en el primer tiempo y lo ganó en el segundo con una buena definición de Mancuello, que ya es el goleador del equipo. Un clásico envión

Están Sebastián Penco y Juan Lucero. Se suma Daniel Montenegro. Entran Matías Pisano y Francisco Pizzini. Independiente llena la cancha de delanteros, no es la primera vez que ocurre. Pero el gol lo hace Federico Mancuello. Tampoco es la primera vez que ocurre. El volante del Rojo es, sin duda, la estrella de este equipo todavía en formación. Con cuatro tantos en seis fechas es el goleador del equipo. La fecha pasada le convirtió nada menos que a Racing. Entra al área con una confianza digna de un gurú de autoayuda. Si el equipo de Jorge Almirón trepó en la tabla y con un partido más quedó a un punto de los líderes River y Vélez, es porque el jugador que tiene el 11 en la espalda es Mancuello.

El gol, que llegó a los 14 del segundo tiempo, dejó en segundo plano al primero, que prácticamente había sido de Banfield a pesar de la expulsión de Lihué Prichoda. El Taladro se quedó con diez cuando recién iban treinta minutos. Hasta ese momento el ex Racing había sido el delantero que más lastimó a la desprolija defensa de Independiente. Dos centros que tiró a espalda de Víctor Cuesta no terminaron en gol de casualidad: Santiago Salcedo definió mal dentro del área chica y Leandro Chetti cabeceó a las manos de Ruso Rodríguez. Sin Prichoda, entonces, se suponía que el Taladro iba a perder peso ofensivo. Y que el Rojo lo aprovecharía. Bueno, nada de eso sucedió. Con un jugador menos, el local pasó por encima al equipo de Jorge Almirón, y provocó las jugadas de mayor riesgo. Así como durante la primera media hora Prichoda hizo lo que quiso por el sector derecho de la defensa roja, Chetti hizo lo mismo por la izquierda. El 0-0 del primer tiempo fue injusto.

El primer tiempo de Independiente fue tan pobre como la fecha pasada, cuando le ganó el clásico a Racing. Almirón tomó nota y metió dos cambios para la segunda etapa: Matías Pisano por Sebastián Penco y Francisco Pizzini por Rodrigo Gómez. Era la cuota de frescura que le faltaba. Le dio movilidad, arrinconó a Banfield, buscó por derecha, por izquierda, hasta que Pisano habilitó y Mancuello definió. El Rojo sumó tres puntos y se prendió, pero no le sobró nada. Al contrario. Lo único que marcó la diferencia fue la presencia de Mancuello.