Claridad y reglas se ordenarán desde arriba

p2 2-11-10En un ejemplo clásico de federalismo de fichas se espera que, desde Buenos Aires, Cristina Fernández bendiga una fórmula que derrame claridad y reglas para las provincias. Por lo pronto, el gobernador Urribarri acaba de decir en Gualeguaychú que las PASO serán un ejemplo en Entre Ríos y también que se está «ocupando de la gestión», lo que quizá le quite un poco de tiempo para hacerse conocido en el territorio nacional, donde hasta el momento no supera el 2 por ciento.

Hacía unas horas uno de los candidatos a sucederlo, el actual ministro de Educación, José Lauritto había solicitado, casualmente en medios de esa ciudad, reglas claras por segunda vez en el año. En el peronismo se conocen todos, o casi.

 

Razón de más para creer que si ya hubiera un candidato de consenso, estaría sumando junto al Urribarri presidenciable. Pero no es así. Quién más mide es también quien mayores resistencias tiene en la mesa chica. Concordia aparece complicada por la negativa de la familia Cresto de impulsar al intendente Bordet. Paraná sufre hace rato tironeos que virtualmente la han sacado de la pelea por la Casa Gris. Gualeguaychú no tiene esos problemas, pero padece un peronismo edulcorado que no termina de enamorar. En Uruguay coinciden dos candidatos del peronismo y uno del UNEN, pero es el único distrito donde hay aspirantes que, como el Correo, tienen una sucursal en cada pueblo.

 

El cartonero Vales
El responsable máximo de la cartera política del municipio, Ricardo Vales, vivió esta semana horas difíciles, como le tocó también al propio Intendente, Carlos Schepens. Una treintena de militantes cuasirentados, como puede encontrarse en muchos organismos nacionales, llegaron a la comuna con intenciones de alzarse con un botín generado, paradójicamente, por la desacertada conducción de un tema sensible, como es el manejo de los residuos sólidos urbanos. La primera objeción es la elección del contrincante. Si, como corresponde, el funcionariado no puede disponer su tiempo para atender a cualquiera que toca la puerta del municipio y menos de la forma en que se pretendía hacerlo, no alcanza a entenderse cómo es que se atendió a los foráneos y se dejó a los trabajadores locales fuera de la conversación. No eran más de ocho o diez, con lo cual una reunión de unos minutos alcanzaba para poner las cosas en su lugar.

 

Pero se eligió darle micrófono y protagonismo mediático a quienes llegaron de afuera y a quienes la policía tenía perfectamente identificados desde el fin de semana, cuando llegaron al balneario Itapé. Ello obligó a un despliegue por momentos cinematográfico, sin interlocutores políticos, ni mediadores. Es más. Había policías de civil que con su sonrisa enardecían a los manifestantes. Desde la CGT, que no pudo hacerse presente en el reclamo de los Municipales el viernes, se realizó una ronda de consultas con algunos gremios para convocar una asamblea en el Centro Cívico. La iniciativa fue abortada porque los municipales eligieron ese mismo escenario para manifestarse. El titular de ese gremio, Mario Barberán salió también al cruce de los foráneos, pero olvidó mencionar que los trabajadores del basural, que pueden terminar afiliados a su organización, tienen razones para el reclamo. Y, como debería entenderse, donde hay una necesidad hay un derecho.

 

Santa paciencia
Los acontecimientos de inicios de semana protagonizados por los cartoneros rentados federados, pusieron a prueba los nervios del intendente Schepens, que no los recibió en su despacho, como pretendían. Pero la resolución de la asamblea de los municipales, llamando a un paro después de hablada la solución política, colmó el vaso. Muy ofuscado ordenó descontar el día, cuando lo enteraron que las cuadrillas de reparaciones habían sido impedidas de salir a trabajar. En medio de otra tensa reunión con trabajadores por el tema viviendas aseguró, mostrando su hartazgo que, por lo menos, «dejará al intendente que viene una Municipalidad ordenada».